Aunque el promedio de espera para tener una invitación es de un mes y sólo funciona con Android, la sesión de cada miembro suele ser de varias horas caminando de un punto a otro de la ciudad donde vive.
Según un artículo del diario español ABC, la aplicación Ingress fue creada por Google a finales de 2012 con un argumento entre futurista y paranoico: un grupo de científicos descubre una nueva forma de energía vital pero que sólo se encuentra en lugares significativos para un grupo relevante de personas.
Con esa condición en la historia, crearon un juego al que no todo el mundo puede acceder y no está claro por qué Google lo ha hecho. Tampoco se sabe cuál es la cantidad de miembros activos.
John Hanke, vicepresidente de la compañía y responsable de Niantic Labs, división del buscador dedicada a Ingress, sólo indica que el 50 por ciento de los jugadores proviene de los Estados Unidos. En el resto del mundo registran actividad notable en Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. En España es menos conocida. También aseguran tener usuarios en China, Japón y algunos puntos de África.
La mecánica es sencilla: hay que salir a la calle con el smartphone, abrir la aplicación en busca de las fuentes de esa misteriosa energía y a medida que se recolectan objetos, se conquistan territorios y se consiguen aliados. La batalla es global y pueden comunicarse entre miembros del mismo equipo para crear una estrategia.
Google pide acceso a la información de GPS del usuario y a la foto que se envía dentro de la aplicación. Hanke insiste en que quieren que se salga a la calle, que los usuarios se muevan, que no estén en casa. “Puede ayudar a descubrir monumentos, locales y sitios que no conocen”, subraya, pero no explica qué uso tendrán esos datos.
Es fácil deducir que estas imágenes se podrán usar para enriquecer StreetView o para mejorar Google Maps. De esta forma, la empresa ha conseguido un ejército de exploradores urbanos voluntarios.
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