La facilidad con que un ciudadano británico suplantó en Twitter la identidad de la esposa de Rupert Murdoch y creó una cuenta con su nombre ha escandalizado en la prensa internacional.
Lo más notable es que, por un error de Twitter y de la empresa de Murdoch, inicialmente se validó la cuenta y se presentó como auténtica. Al cabo de 48 horas, una vez descubierto el error, Twitter pidió disculpas, pero insistió en mantener sus sistemas de control sobre falsas identidades en secreto.
En 2009, la red social abrió un programa por el que un internauta podía solicitar la validación de su cuenta como auténtica. Twitter lo cerró al cabo de un tiempo y ahora es la red la que evalúa la fiabilidad de una cuenta.
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