Abdulfatah Jandali tiene hoy 80 años. En los 50, era un estudiante sirio que había emigrado a los Estados Unidos, donde conoció a Johanne Carole Sciebele. Los padres de ésta se oponían al noviazgo y cuando ella quedó encinta la obligaron a entregar al niño a padres adoptivos. Era febrero de 1955.
El diario Corriere Della Sera reconstruye la saga de la familia biológica del genio de la informática que fue adoptado y criado por Paul y Clara Jobs, ambos fallecidos en los años 1980.
Lo paradójico es que los padres biológicos de Jobs acabaron casándose, una vez que falleció el padre de Johanne, y se fueron a vivir a Siria. Las cosas no salieron bien y decidieron separarse a pesar de que un segundo hijo venía en camino. Johanne regresó a los Estados Unidos, donde nació Mona. Él permaneció un tiempo más en Damasco, trabajando en una refinería. Después de un tiempo, también él volvió a los Estados Unidos, y puso un restaurante en Nevada. Pero no mantuvo contacto con su hija, y su ex esposa se volvió a casar. Mona, que es hoy una escritora de renombre, lleva el apellido de su padrastro, Simpson.
Sin embargo, la hermana de Jobs decidió, en un momento dado, buscar a su padre biológico, para lo cual contrató un detective. Sucedió entonces algo increíble. El investigador le informó que en el transcurso de su pesquisa había dado con un colega que también buscaba a Abdulfatah Jandali pero por cuenta de otra persona. Era Steve Jobs, que una vez adulto accedió a su legajo de adopción y empezó a averiguar el paradero de su familia biológica. Así se enteraron Mona y él de que eran hermanos, ya que ambos ignoraban la existencia de uno y otra.
Desde entonces, Jobs entabló una relación con su hermana y con su madre, Johanna. En cambio, nunca quiso volver a comunicarse con su padre.
Jandali había empezado a hablar con la prensa hace menos de un año. En sus primeras declaraciones, relató de este modo lo sucedido con Steve: "El padre de mi novia era extremadamente conservador y no le permitió casarse conmigo, entonces ella decidió darlo en adopción". Y, agregó: "No tengo una relación cercana con (mi hijo). Le envío mensajes para su cumpleaños, pero ninguno de los dos ha dado un paso para acercarse más al otro. Tiendo a pensar que si él quiere pasar tiempo conmigo sabe donde estoy. (...) Por supuesto que he cometido errores y, si pudiera volver atrás en el tiempo, habría arreglado algunas cosas".
Hoy se desempeña como gerente del Boomtown Casino de Reno. Allí recibió, a través de un amigo, la noticia de la muerte de su hijo. Hace poco más de un mes, había expresado públicamente su deseo de conocerlo al fin. Pero ya era tarde.
Ahora, le contó al diario The Wall Street Journal que enviaba correos a Steve con frecuencia, sin recibir respuesta. "No sé por qué empecé a escribirle. Creo que porque me afectaba que estuviese enfermo. Si nos hubiésemos hablado, no sé qué le hubiera dicho". Una vez le envió una genealogía completa de su familia, pensando que tal vez le fuese útil para el tratamiento del cáncer que padecía.
Jandali dice que Steve le respondió en una sola ocasión, con dos palabras: "Thank you". Pero en el entorno de Jobs negaron eso. Quizá el deseo se haya confundido con la realidad.
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