“Descubrí que mi esposo mostraba una vida pública ejemplar en facebook, pero tenía otra cuenta paralela que le servía de anzuelo para sus conquistas”, señala Claudia, explicando que cuando lo descubrió su esposo sólo le dijo que él lo hizo pensando que ella nunca se iba a enterar y que, por tanto, tampoco afectaría la relación.
Otra joven, Noelia, asegura que su divorcio está relacionado con el internet. Se casó muy joven luego de quedar embarazada. Ambos terminaron sus estudios, obtuvieron trabajos estables, pero en los dos últimos años, con la adicción al internet de su esposo empezaron los problemas, primero empezó a filtrar y vender información de su institución, y después a subir vídeos de su esposa en la ducha.
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