En una anterior edición veíamos cómo nació esta moneda virtual y sus características. Esta moneda cada día va ganando terreno ya que varios tiendas se van incorporando a las transacciones en línea. Pagar una compra con Bitcoin es algo un poco más complicado que sacar dinero del bolsillo y ponerlo sobre el mostrador de la caja. Bitcoin es una moneda electrónica descentralizada que aceptan diversos negocios que operan por Internet, pero también tiendas físicas. Actualmente es posible abonar con Bitcoin productos en línea como, por ejemplo, juegos, música, software, revistas o espacio de almacenamiento en la nube, aunque también es válida para apostar en casinos en línea. Esta moneda virtual emplea las redes P2P para distribuir la base de datos de las transacciones y utiliza la criptografía para garantizar la seguridad. No depende de ningún emisor central (autoridad o estado) y permite realizar pagos de forma potencialmente anónima. El registro público de todas las transacciones de Bitcoin en orden cronológico es la llamada “cadena de bloques”, y se comparte entre todos los usuarios de la moneda. Sirve para evitar que cada bitcoin sea gastado más de una vez.
Todo lo que necesita un consumidor que quiera pagar con esa moneda electrónica es tener un “monedero” de Bitcoin en su computadora o en su smartphone. Para ello debe instalar una aplicación, disponible para Windows, Mac, Linux y Android. Los monederos son ficheros que dan acceso a varias direcciones Bitcoin. Una “dirección” es una cadena de letras y números; es la única información que un comerciante debe proporcionar para recibir un pago con Bitcoin. Así el vendedor envía una dirección al comprador para que abone la compra. Para aumentar la privacidad, es recomendable crear más de una dirección, preferentemente una para cada transacción.
Una vez recibida la dirección, el comprador utiliza su monedero Bitcoin para transferir la cuantía de la compra. Aquí es donde interviene un mecanismo criptográfico de seguridad basado en una clave privada y una clave pública. La clave privada permanece en el monedero del comprador para cada una de sus direcciones. Por el contrario, cualquier persona que forme parte de la red P2P de Bitcoin puede usar la clave pública para verificar que la solicitud de transacción es legítima. En este punto intervienen los “mineros”, que son los usuarios de la red que prestan la capacidad de cálculo matemático de sus computadoras para confirmar las operaciones de Bitcoin. Este proceso de minería usa diversas funciones criptográficas para confirmar la transacción. Eso implica que ha sido verificada por la red y es prácticamente irreversible. Para cantidades grandes, es preferible esperar a que haya varias confirmaciones (normalmente seis).
El pago con Bitcoin es rápido; el dinero está disponible en minutos. Una vez verificada la transacción, el comerciante posee esas monedas y puede transferirlas cuando quiera. La criptografía se utiliza para asegurar todo el sistema. Vale para cifrar un monedero e impedir su uso sin contraseña; además imposibilita que una persona gaste los fondos del monedero de otra. Asimismo evita que la cadena de bloques (el registro histórico de transacciones) se corrompa o se altere.
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