Un rapero conocido como "The Game" supuestamente dijo el sábado a sus 582.000 seguidores en Twitter que telefonearan a determinada estación de policía de Los Angeles para hacer prácticas de rap, lo que provocó cientos de llamadas a los números de emergencia durante tres horas. Ante situaciones como éstas, las autoridades en Estados Unidos intentan lidiar con el amorfo poder de las redes sociales, informó el portal informativo mol.com y que cita a la agencia de noticias AFP.
En San Francisco, las autoridades decidieron la semana pasada cortar la señal de los celulares en uno de sus sistema de metro, conocido como BART, para evitar que se propagara una protesta que estaba organizándose a través de las redes sociales.
El metro reconoció en un comunicado que había "interrumpido temporalmente el servicio (telefónico) en algunas estaciones, como una de las varias tácticas para garantizar la seguridad" del público.
Esta medida causó la ira de Anonymous, un conocido grupo de piratas informáticos que militan por la libertad de expresión en internet, y el metro vio su página web "hackeada" durante varias horas el domingo como represalia al corte de la señal.
Expertos opinan sobre el mal uso de las redes sociales
Para la criminóloga Casey Jordan esto está más allá de lo que podía haber previsto la Constitución. "Las cosas son diferentes hoy en día y el hecho de que las redes sociales pueden derivar en acciones criminales está quedando en evidencia en los últimos meses", dijo el miércoles a CNN.
De acuerdo con Shelly Palmer, columnista especializado en tecnología, el problema que plantean estos casos a las autoridades es que las masas de internet no tienen un líder, por lo que no hay manera de descabezar sus iniciativas.
Las redes sociales "son grupos amorfos, que existen en torno a una idea, para luego desmantelarse y volver a tomar alguna otra forma", escribe Palmer, columnista de un programa sobre tecnología en NBC Universal, en una nota en su blog.
La manera de controlar estas masas, según la criminóloga Jordan, sería a través de una serie de demandas y acusaciones criminales que desalienten tal tipo de comentarios en las redes sociales, pero el columnista se pregunta cómo harán las autoridades para controlar un problema del siglo XXI tomando medidas del siglo XX.
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