martes, 1 de febrero de 2011

Las redes sociales se crearon por casualidad en los años 70

Quienes vieron en el cine La red social -película nominada a ocho premios Oscar 2011-, podrían pensar que la eclosión de sitios como Facebook empezó recién hace unos pocos años.

Pero para encontrar el verdadero origen de las redes sociales hay que ir mucho más atrás que 2004. Berkeley (California), centro de la contracultura de los años 70, bien podría ser la tierra natal del fenómeno.

El ex científico informático Lee Felsenstein cuenta cómo en 1973, con unos colegas, instaló un computador junto a una cartelera de música, una de las normales, de las análogas.

Luego invitaron a transeúntes, casi todos estudiantes de la Universidad de California, para que escribieran un mensaje en la computadora.

En ese entonces, era la primera vez que alguien que no estaba haciendo un estudio científico podía acercarse a una máquina de ese tipo, por lo que el grupo creyó que su iniciativa tendría poco éxito.

“Estábamos equivocados. La gente subía las escaleras y apenas teníamos unos pocos segundos para preguntar: ‘¿querrías usar nuestra cartelera electrónica? ,estamos usando una computadora’”, señala.

Pronto la máquina estaba llena de mensajes, desde un poeta que promocionaba sus versos y músicos organizando conciertos, hasta discusiones sobre el mejor sitio para comprar dulces.

El proyecto, que se llamó Memoria de la Comunidad, sobrevivió con altos y bajos durante más de una década mientras se fueron instalando más computadoras en San Francisco. Pero no fue sino hasta 1980 que la multitud nació a la vida en línea.

Crisis de las redes

Well, otra comunidad californiana, fue el resultado del matrimonio entre hippies y hackers, contracultura con cibercultura.

Nació como resultado del encuentro de Larry Brilliant, un joven e inquieto médico que trabajaba para la Organización Mundial de la Salud (OMS), y Stewart Brand, autor de la primera “biblia” hippie, The Whole Earth Catalog.

Brilliant, de alguna forma, había juntado una red de personas para conseguir un nuevo motor para el helicóptero que la OMS usaba para reconocimientos en el Himalaya.

“Steve -manifiesta- me había prestado un módem acústico, y nos pusimos a mover contactos hasta que, de repente, conseguimos que nos donaran un motor de un viejo Aeropsatiale”.

Pan Am se ofreció para llevarlo hasta Katmandú y un voluntario de la RAF para hacerlo llegar hasta el helicóptero caído. En 72 horas estaba en Nepal. Pronto, el The Whole Earth Catalog se convirtió en Whole Earth Lectronic Link, WELL (que significa bien).

La organización unió a hackers, hippies y escritores de la bahía de San Francisco en conversaciones en línea sobre casi cualquier tema: tecnología, política o el sentido de la vida. Después de encontrarse en línea, acababan organizando fiestas.

El mundo real y el virtual podían converger. “A diferencia de Facebook, teníamos que conocernos en línea antes de vernos cara a cara”, comenta Howard Rheingold, quien se inventó la frase “comunidad virtual” y es escritor y destacado miembro de Well.

“Tanto contacto directo hizo nacer relaciones. Algunos se casaron, quienes se enfermaban recibían ayuda... y en general se formaron lazos muy sólidos”.

1 comentario:

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