La posibilidad de comprar seguidores en Twitter no es una leyenda urbana sino más bien un secreto a voces. Muchas cuentas aumentan sus followers a golpe de talonario y en nuestro muchos países de Europa ya existen varias empresas dedicadas a ofrecer servicios de compra-venta de esta fama virtual. A partir de unos pocos euros uno puede decidir si quiere que le sigan personas reales o máquinas, puede hacer que su vídeo sea el más visto en Youtube o que su foto de Instagram tenga cientos de “me gusta”. Los precios oscilan entre los 10 euros por 1.000 seguidores y los 45euros por 5.000, aunque como en todo negocio se pueden encontrar ofertas que superan los cien euros pero prometen más de 50.000 seguidores reales.
Hasta hace poco existían muchas cuentas falsas que se caracterizaban por tener como imagen de perfil el famoso huevo de los novatos en Twitter. Sin embargo, la propia red ha ido creando dispositivos y filtros para detectar a usuarios inexistentes y evitar que cuenten como si fueran reales. Para conseguir perfiles de carne y hueso, las empresas dedicadas a esta labor trabajan a través de la API oficial de Twitter, es decir, del sistema de desarrolladores de aplicaciones de la plataforma. La forma de operar es la siguiente: cuando un usuario se da de alta en algunas páginas web, autoriza el uso de su cuenta para la compra-venta de followers, entrando así en una gran bolsa de perfiles a vender.
Muchas veces el usuario ni tan siquiera se da cuenta de que está dando autorización para mercadear con su cuenta personal ya que dichas webs incluyen esa pequeña cláusula dentro de las inacabables condiciones de uso a aceptar. Esta es la explicación a que de repente nos percatemos de que estamos siguiendo a cuentas de usuarios sin haberles dado nosotros mismos a follow.
También en Facebook, Youtube e Instagram
Twitter no es la única red social en la que se llevan a cabo estas prácticas. Existe la posibilidad de comprar fans en Facebook para otorgar a esa página un mayor estatus, de la misma manera que por menos de 40 euros podemos conseguir 1.000 likes en cualquier publicación que hagamos. Según prometen, estos fans serán permanentes y estarán repartidos por todo el mundo.
Lo mismo ocurre con Youtube, aunque en este caso se paga por conseguir visualizaciones de un vídeo. El objetivo es lograr un buen posicionamiento en la pantalla de inicio de la plataforma porque cuantas más reproducciones tenga ese vídeo, más rápido se colocará en las listas de los más populares. Por sólo 240 euros podemos hacernos con 100.000 visitas, efectivas en menos de 20 días y con permanencia vitalicia. Sin embargo, dado que las visitas bajo pago provienen siempre de la misma IP, éstas no se tendrán en cuenta a la hora de monetizar las reproducciones del clip (una forma de hacer dinero muy extendida en la red).
La más joven de todas, Instagram, tampoco se queda atrás. Comprar seguidores de la red de imágenes aumenta de forma exponencial que esas fotografías aparezcan en la página de inicio, lo que conlleva una mayor presencia y viralidad. A nivel comercial resulta muy interesante contratar una campaña con un perfil que llega a tantas personas y que consigue likes a centenares. Para Instagram los precios son más bajos, y por cifras que rondan los 25 euros podemos añadir un millar de seguidores a nuestro perfil. Un negocio a precio de saldo.
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