lunes, 23 de mayo de 2011

La libertad de expresión encuentra nuevos caminos en las redes sociales

La insatisfacción social que comenzó a crecer en Túnez a fines de 2010 encontró en los medios de comunicación alternativos una forma de hacerse ver. En este país norafricano el acceso a la información y a las webs independientes o extranjeras motivó al Estado a imponer su control. Pero la información que se logró difundir a través de Twitter resultó ser relevante, tal como puso de manifiesto, por ejemplo, el periódico Le Monde, en su edición en línea, o las emisiones en directo de cadenas de noticias como France 24. El sustento informativo, en muchos casos, fueron los ‘tuits’ que se recibían desde las diferentes ciudades de Túnez.

No es el único caso, según David Kobia, director de Usahidi, el blog que se presenta como un recurso digital abierto para recolectar información y mapas interactivos. Esta plataforma nació en 2008. Kobia explicó que inicialmente fue creada para ubicar los reportes de violencia en Kenya después de un fallido proceso eleccionario. “Tomamos la Internet y con los instrumentos que tuvimos a mano se iban reportando los lugares de violencia y los esfuerzos de paz en el país, todo a través de sitios web y teléfonos móviles”, comentó Kobia ante periodistas que asistieron a la entrega del Premio Cano de Libertad de Prensa, en Washington (Estados Unidos). La forma de trabajar de este blog fue útil para reportar después el desastre ecológico en el Golfo de México, o el hostigamiento sexual en Egipto.

Ciudadanos y reporteros
Los tiempos han cambiado. Hoy, no solo el periodista envía reportes. El ciudadano común, que apenas posee un teléfono celular, también tiene capacidad de reportar lo que pasa en las calles. En muchos casos, incluso junto a medios formales de información, indicó Karin Vercias, cofundadora del MobileActive, de Alemania.
“En este momento, dos tercios de las personas en el mundo tienen teléfonos, que no solo se usan para hablar”, explicó durante su ponencia sobre nuevas fronteras, transformando el trabajo mediático en el siglo XXI. Como ejemplo, citó la revuelta de Egipto, que motivó a subir a la red videos grabados a través del celular.
Una experiencia similar tiene el sitio web Caucasian Knot. “Publicamos historias comunes pero que se convierten en las más visitadas”, dijo Gregory Shvedov, editor del sitio. Un ejemplo de esto es el video de una mujer atacada por un grupo de jóvenes con balas de pintura en plena calle, por no vestir tal como indican las tradiciones. El video, de solo 15 segundos, provocó opiniones que se vertieron en la red a través de 1.584 accesos.
Historias fuertes captadas por ciudadanos acaban convirtiéndose también en fuente de información para medios de comunicación formales, después de que ven cuánta gente accede a esos videos o fotos. Son historias que ya están circulando por el mundo, indica Shvedov.

Expresarse, un derecho
Con la innovación tecnológica y el auge de las redes sociales, la necesidad de expresarse ha encontrado nuevos caminos. Frank LaRue, representante de la Naciones Unidas para temas de libertad de opinión y expresión, señala que uno de los nuevos desafíos para las sociedades de hoy tiene que ver con la incorporación de nuevas tecnologías. “La Internet es multiactiva e interactiva. Es como la plaza pública de antes, el sitio ideal para intercambiar ideas”, sostuvo LaRue. No obstante, dijo que su alcance está también causando miedo a algunos políticos, que han optado por perseguir a los creadores de blogs y bloquear sitios web. “Esto no se puede permitir”, indicó.


La directora general de la Unesco, Irina Bokova, a propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa, hizo un llamado a todos los gobiernos para mantener sus compromisos de protección y promoción de la libertad de prensa y de expresión, como pilares de toda sociedad democrática. “Silenciar a los medios o intentar intimidarlos es un ataque inaceptable contra el derecho de los ciudadanos a ser informados”, dijo.


En muchos países, según reportó la Unesco, se han creado formas de bloquear acceso a las redes sociales. Según Bokova, son nuevas formas de limitar el derecho de expresión, por lo que recordó que el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos defiende el derecho a la libertad de información.


El periodista iraní Ahmad Zeidabadi, que ganó el Premio Cano a la Libertad de Prensa este año, es una muestra de que la libertad de expresión y de prensa está todavía muy amenazada. Ahmad está preso. Tras las elecciones presidenciales de 2009 en Irán, cayó detenido junto a otros 40 colegas y 100 defensores del movimiento a favor de reformas en su país. Los acusaron de conspiración para derrocar el Gobierno a través de una ‘revolución blanda’. Ahmed fue condenado a seis años de encierro, cinco de exilio interno y a no poder ejercer su profesión de por vida.


Hay más historias de ese tipo. El creador del blog Birmania libre, por ejemplo, se despidió en abril de este año por presiones que hicieron inaguantable su vida. Empezó a ocuparse del blog en octubre de 2007, cuando vio que Birmania no figuraba en las noticias. El blog, que llegó a suplir en parte esa necesidad de un pueblo a expresarse y a informarse, ahora está en suspenso.


Para tener una idea de lo que sucede realmente, una periodista que trabaja en Tailandia pero reporta sobre Birmania, dice que si tuviera que entrar a ese país tendría que esconder entre sus cabellos la tarjeta de memoria con fotos o datos informativos, con la esperanza de que el control gubernamental no la detecte.

Alternativas en camino
El último informe que se leyó en una sesión de la Unesco a principios de este mes indica que 11 periodistas han sido asesinados en lo que va de este año en el ejercicio de sus labores. Cientos están encarcelados y el número sigue creciendo con nuevas medidas de censura y represión de parte de regímenes autoritarios. De acuerdo con la Casa de la Libertad (Freedom House), la intención de los gobiernos para controlar los nuevos recursos de comunicación a través de Internet merece un análisis especial. En 2009, según el informe que presentó Sanja Tatic Kelly, 15 países habían intervenido la Internet para bloquear algún contenido o acceso. Para 2010, el número de países que optó por esa medida pasó a 37. Pese a todo, controlar la información que se difunde por las redes digitales sigue siendo difícil.

Bolivia vive precisamente uno de esos dilemas con la elección de los miembros del Poder Judicial. Los artículos 82, 83 y 84 de la Ley de Régimen Electoral establecen, entre otras disposiciones, que los candidatos no puedan hacer campaña en los medios de comunicación, ni que estos puedan realizar propaganda referida a estas elecciones. La idea, según el vicepresidente Álvaro García Linera, es que todos los candidatos sean conocidos por el pueblo en igualdad de condiciones. El vocal del Tribunal Supremo Electoral, Ramiro Paredes, reconoce, sin embargo, que no existen los mecanismos adecuados para controlar la propaganda de los candidatos a las judiciales por Internet o vía mensajes de texto a los teléfonos móviles, tal como lo declaró a los medios de circulación nacional.

¿Qué alternativas hay para resguardar la libertad de expresión? La respuesta no es fácil y, según la Casa de la Libertad, pasa también porque cada periodista defienda su derecho a mantener informada a la población.

La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, viendo el nuevo reto que se viene por las vías de la comunicación digital, ha denominado este como el año de la libertad en Internet. El Gobierno estadounidense ha decidido invertir $us 28 millones para crear nuevas herramientas tecnológicas seguras, que permitan a todo ciudadano, de cualquier parte del mundo, poder expresarse e informarse a través de la red. Un avance es un software que se puede activar en teléfonos celulares con el denominado ‘botón del pánico’ para que el periodista que esté en situación de riesgo (secuestro) lo presione. Una notificación llegará de forma inmediata.

El software estará disponible en breve y de forma gratuita, anunció Michael H. Posner, secretario asistente del despacho de Democracia y Derechos Humanos de EEUU.

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