sábado, 12 de marzo de 2011

Los japoneses se vuelcan en masa a las redes sociales

Con el bloqueo de los teléfonos móviles y los cortes en las líneas fijas por el terremoto que sacudió Japón, los ciudadanos se volcaron ayer a las redes sociales como Facebook y Twitter para contactarse con sus allegados.

Inmediatamente después del sismo los teléfonos móviles y la telefonía fija quedaron bloqueados y la señal de televisión sufrió algunos cortes mientras internet, por contra, funcionó con normalidad.

Así, las redes sociales se convirtieron en el medio utilizado por centenares de miles de personas para tranquilizar a familiares, comentar situaciones o dar localizaciones, y en pocas horas se acumularon miles de mensajes de todo tipo.

“Estoy bien”

“Acabo de llegar a casa después de andar dos horas, ha sido un buen susto”; “Estoy bien pero no me funciona el teléfono”; “Agotados después del terremoto y las réplicas”; eran algunos de los mensajes de los habitantes de Tokio que se sucedían en la red poco después del sismo.

El mismo medio fue para muchos la forma citarse con amigos o compañeros para pasar una larga noche en la capital, donde las líneas de metro permanecen semiparalizadas y se calcula que hay unas 20.000 personas en las estaciones ferroviarias a la espera de poder irse a casa, según la Policía local.

Pese a que las líneas estaban bloqueadas, algunos teléfonos móviles mantuvieron activo su servicio de alerta sísmica, que emite una señal sonora de la llegada de un terremoto y que ayer se oyó en más de una ocasión.

“Tengo miedo”

Riu Yoshido, un joven estudiante de literatura inglesa, mandó un mensaje en T witter desde su computadora portátil a su esposa que trabaja como enfermera en un hospital: “Tengo miedo. Te amo. Espero volver pronto a casa”.

Como este mensaje reproducido por el periódico inglés The Independent, otros tantos aparecieron publicados por los periódicos digitales, una fuente inagotable de información en este tipo de desastre.

La Vanguardia de Barcelona plasma, por ejemplo, varios testimonios de un grupo de turistas españoles en la capital nipona. Sin poder salir de su hotel utilizaron Facebook para tranquilizar a sus familiares en España. Y como ellos otros tantos.

Redes sociales
# Twitter James Walton, responsable de esta red social en Japón, señaló que está a punto de colapsar ante la avalancha de mensajes. “Estamos para ayudar”, dijo a The Independent.


# Facebook Los periódicos digitales de todo el mundo abrieron sus páginas a los mensajes vía Facebook, destaca el diario La Vanguardia.


# Yahoo El portal de internet abrió una red solidaria.




“El sismo nos levantó de la silla”
El profesor universitario español, Juan Manuel García, escribe en el periódico El País: “Estoy en un refugio improvisado en una escuela en el barrio de Omahi, en el centro de la ciudad.

Hace algo más de cuatro horas estaba en mi despacho de profesor invitado en la Universidad Todo estaba en orden pero el sismo nos levantó de la silla”.



“Los temblores continúan”
El estudiante español Jesús Izaguirre vive hace diez años en Japón. Hoy, sólo quisiera estar en su natal Sevilla.

“Todo se ha agitado violentamente en mi habitación. Al estar en pijama, he decidido asomarme a la terraza a la cual accedo directamente desde mi habitación. Tenía mala pinta la calle. He visto a una mujer asustada saliendo a la mitad de la calle”.



“Es bien difícil poder dormir”
El contratista argentino Manuel Feiway describe la noche después del sismo.

“Traté de echarme y dormir al menos un par de horas. No pude. Mi esposa que es japonesa me pidió que me tranquilizara pero es imposible. Aún tengo muy viva la imagen de los autos chocados uno contra otro, mientras en las calles de Tokio reinaba el desconcierto. Es difícil dormir”.



“Nunca viví algo semejante”
La economista española Bea Sánchez no se recupera del terrible susto vivido.

“Nunca viví uno tan grande. Hace unas horas se veía humo negro desde mi balcón. El primer terremoto me ha pillado en la calle, volviendo a casa del trabajo, y al principio pensé que me estaba mareando, porque no podía andar recto”, cuenta esta residente en Yokohama.

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