El consejero delegado y cofundador de Apple, Steve Jobs, anunció ayer una nueva baja médica con la que, aunque permanecerá “involucrado en las decisiones estratégicas” de la compañía, ha arrojado nuevas dudas acerca de su delicado estado de salud.
En un comunicado enviado por correo electrónico a sus empleados, Jobs, de 55 años, explicó que el consejo de dirección de Apple le había otorgado “un permiso temporal para concentrarse en su salud”, pero que “continuaría como consejero delegado”.
En la nota informó que deja a Tim Cook, jefe de operaciones de Apple, al cargo de la empresa durante su ausencia, como había hecho en anteriores ocasiones. “He pedido a Tim Cook que se haga responsable de todas las operaciones diarias.
Tengo una gran confianza en que Tim y el resto del equipo ejecutivo harán un fantástico trabajo ejecutando los excitantes planes que tenemos para 2011”, agregó Jobs. Por último, se despidió afirmando que espera “estar de vuelta tan pronto como pueda”, sin ofrecer más precisiones acerca de los problemas de salud a los que se enfrenta.
“Mientras tanto, mi familia y yo apreciamos profundamente el respeto a nuestra privacidad”, concluyó. Poco después de conocerse el anuncio de Jobs, las acciones de Apple cayeron un 7% en la bolsa de Fráncfort, la única plaza europea en la que cotiza.
Los mercados financieros permanecieron cerrados ayer en Estados Unidos con motivo de la celebración del nacimiento de Martin Luther King.
Mientras tanto, los rumores ya han comenzado entre los inversores ante la escueta nota de Jobs y la ausencia de una fecha de regreso, especialmente al recordar la “delgadez” mostrada por el empresario en su última aparición pública.
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