Aldo cree que las redes sociales son excelentes herramientas de democratización. “Vos sos tu perfil y tu post, decidís qué le metés y qué no le metés, cuánto participás y cuánto no participás. Sos igual que todos, no tenés menos o más plata, franqueás igual, tenés acceso a la misma información, a los mismos contenidos. Vos sos tu propio editor, tu propio censor, tu propio todo. ¡Tenés una autonomía de publicación, una independencia!”.
Así como otros jóvenes, Aldo respondió ante esta cuestionante realizada por Fabiola Gutiérrez, Julia Dolores Mamani y Herland Vaca, sicólogos que realizaron una investigación este año sobre qué uso le daba la juventud en Santa Cruz a las redes sociales más utilizadas (Facebook, Twitter y YouTube).
“Nos llamaba la atención que los jóvenes no participen en los espacios públicos porque no están en las juntas vecinales, no acuden a las oficinas a reclamar y nos preguntamos: ¿por dónde están pasando las cosas?”, cuenta Gutiérrez.
Fue así que a raíz de la convocatoria Transformaciones económicas, socioculturales e institucionales de Santa Cruz: 1998-2012, organizada por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), el Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano Regional (Cedure) y el Colectivo Jatupeando, este trío de amigos, que no sobrepasan los 30 años, decidieron trasladarse a las calles y consultar, a través de entrevistas, a qué se dedicaba la juventud cuando se conectaba a estas redes sociales.
Si bien la mayoría considera que las redes sirven para “perder el tiempo”, los tres investigadores subrayan que justamente en el ocio, si bien hay un tiempo de relajación y entretenimiento, también hay momento de creación.
“Por ejemplo, lo que pasa con los memes (dibujos) que satirizan sobre un tema, esto es demostrar una situación ante la realidad donde hay mucha creatividad, pues el humor es la mayor expresión de la inteligencia humana”, indican.
Hubo acontecimientos que despertaron la curiosidad de los investigadores: las concentraciones por el cierre del espacio cultural de la Manzana Uno, la marcha indígena por el Tipnis, la marcha de las putas, protestas por el internet, la matanza de animales en Terracor. Cada una de estas protestas o generaciones de opiniones de parte de los jóvenes, se realizaron a través de las redes sociales.
Las entrevistas cualitativas fueron realizadas en diversos distritos de la ciudad: los de formación, aquellos barrios que se encuentran en pleno desarrollo; los populares, las ciudadelas; y los consolidados, en este caso, el centro de la ciudad y barrios tradicionales.
“No es lo mismo que alguien entre desde el celular cada que suene una alerta del Facebook a que vaya al café de su barrio y revise su ‘Face’. Encontramos diferencias en cuanto a frecuencia de acceso, a la hora de usarlo hay bastante similitud”, señala Vaca.
Los entrevistados estuvieron divididos en dos categorías: los nativos virtuales (personas nacidas después de 1995, cuando aparece el internet en Santa Cruz) y los migrantes virtuales (nacidos antes de este año).
Las preguntas que realizar fueron formuladas a base de tres variables: libertad, ocio y participación. Además, cada una sustentada por teorías de diversos sicólogos como Maritza Montero (participación social y comunitaria), Castell (libertad) y Max Neef (ocio).
La conclusión a la que llegaron es que los jóvenes cruceños utilizan las redes sociales para cinco acciones: ‘feisgoneo’ (espiar sin dejar rastros); ‘clickitis’ (dar Me gusta y compartir sin comentar), ‘feiscaparatismo’ (publicar actividades personales, emociones y sentimientos); ciberreaccionismo (publicar sobre temas coyunturales elegidos de forma individualista); y ciberactivismo (gestión de causas sociales online, en la calle y/o mediante mecanismos formales).
“Los nativos virtuales terminan de formar su identidad a través de las redes sociales, por eso muchas veces involucran los sentimientos en sus comentarios de perfil”, aclara Vaca.
Van más allá
Uno de los objetos de estudio fueron los activistas virtuales. En este punto, entrevistaron a diversos personajes del mundo digital de varias temáticas.
Mamani asegura que la red más utilizada por los ciberactivistas es el Facebook, que no fue creado para generar o promover participación ciudadana, sino para tener contacto social.
“Han sido las personas quienes se han apoderado de alguna forma de esta red para estas otras formas de participación. Han comenzado a dar otro sentido a la red, utilizarla como una herramienta en la causa que esté metida”, explica Mamani.
Extra se contactó con algunos de ellos para que cuenten su experiencia como activistas desde las redes, lo que les motiva a generar debates y a llamar a protestas desde sus computadoras o celulares, dejando en claro que las luchas por determinados temas no solo se hacen desde un teclado, sino también desde la manifestación callejera.
Agitadora social
Angélica Becerra tiene 26 años, es comunicadora social pero en sus palabras se siente su pasión por el movimiento feminista que lidera, como dice, junto a otras “compañeras”
Nacida en Santa Cruz, tiene herencia vallegrandina, de su padre y chaqueña, de su madre. “Siempre fui activista por la lucha de la igualdad y el respeto hacia las mujeres”.
En 2011 tuvo su primer encuentro con el Facebook. Desde esta red, creada por el estadounidense Mark Zuckerberg, llamó la atención de las féminas que estaban cansadas de ser hasta ‘piropeadas’ en las calles por desconocidos. Becerra fue, con su colectivo Agitadoras Sociales, quien llamó ese año a protestar en las calles en la famosa Marcha de las putas que finalizó en la plaza 24 de Septiembre.
“Las redes sociales son solo herramientas para nosotras, la lucha se la hace desde la calle, pero ayudan mucho a convocar a otras compañeras que desean expresar su rechazo por temas coyunturales”, cuenta.
Acepta que la red es un arma de doble filo, pues así como reciben apoyo de una infinidad de personas de diversos géneros, también han sido víctimas de amenazas virtuales de “machos con teclados”.
El perfil es actualizado por lo menos dos veces al día y no solo se dedican a convocar protestas, también organizan charlas y desde este mes subirán videos en su canal en YouTube (colectivo de agitación feminista) de cursos de defensa personal para mujeres que ellas dictarán.
“Tenemos más de tres mil seguidores, lastimosamente muchas solo apoyan por la red y no se animan aún a salir a las calles”, cuestiona Becerra.
Por el internet
Camilo Córdova tiene 26 años, es ingeniero de sistemas y su trabajo “oficial”, por decirlo así, es el de formar parte del departamento de seguridad informática de una entidad financiera.
“Soy ciberactivista desde hace cuatro años al padecer el problema que todos tenemos con los planes de datos, cortes de internet y la falta que había antes de una oficina donde poder quejarse”, cuenta.
Uno de los actos más relevantes organizado por el movimiento que dirige en Santa Cruz junto a Javier Balderrama, Más y mejor internet para Bolivia, fue la protesta por la eliminación del paquete 300x3 de una empresa telefónica y de internet. Este acontecimiento, realizado en mayo de 2013, no solo se realizó en la ciudad, sino también en varios departamentos del país.
Además el movimiento ha preparado otro tipo de eventos en los que ponen en evidencia, según cuentan, el mal servicio de internet que se provee en el país.
En abril de este año, el grupo desafió a la gerencia de otra telefónica, demostrando en la plaza central de la ciudad, la lentitud en la velocidad de la internet, ocasionando enojo en los usuarios de dicha empresa.
Ambos seguirán formando parte de esta agrupación, incluso Córdova cuenta con el apoyo de la empresa que trabaja, dándole permiso las veces que necesita salir a las calles para hacer sus reclamos por este servicio.
Acceso en los barrios
Hace cinco años el madrileño Daniel Cotillas (33) llegó a Cochabamba. Actualmente es el encargado de comunicación en el proyecto cultural mARTadero, espacio de arte ubicado en el barrio Villa Coronilla, donde se realizan las pruebas del programa Trayectoria Tecno-Lógicas, un sistema de conexión autónoma a través del trabajo colaborativo de los mismos vecinos.
“El principio del cual partimos es una reflexión de para qué queremos usar las tecnologías en nuestro contexto. No es solo una cuestión de dar celulares y computadoras a cualquier persona para que se conecte, sino aprender el uso de acción en un cambio social sostenible que tienen, donde podemos construir nuestras propias tecnologías y aprender cómo funcionan las cosas”, explica Cotillas.
Este sistema de conexión, a través de dispositivos inalámbricos (antenas), permitirá tener una cobertura en la que los vecinos tendrán acceso a una serie de servicios instalados en un servidor propio.
“Nos comunicaremos a través de mensajes, compartiremos archivos, consultaremos un mapa de la zona, todo ello sin necesidad de tener internet”, dice.
Actualmente cuentan con dos antenas listas y hasta fin de año esperan poder comenzar con el programa ya con los vecinos. “Se podrán conectar desde cualquier computadora o celular, pero solo dentro de los límites de la villa”, aclara Cotillas.
Este proyecto incluso ha sido solicitado en otros departamentos. En La Paz, Rubén Hilare, presidente de la comunidad Jaqi Aru, encargada de promover el uso del aimara en el internet, contó que está promoviendo el proyecto en una universidad aimara (Unibol) cerca del lago Titicaca, bajo el nombre de Kuyawani 2.0 comunidad hacker aimara.
“Pese a ser una universidad indígena aimara existe aún la alienación cultural. Los padres de familia, los docentes y los administrativos se quejan al respecto, además hay docentes que aún no están convencidos de que la lengua puede ser modernizada”, explica Hilare.
El proyecto coadyuvará al fortalecimiento de la identidad cultural lingüística de los universitarios, a través de la apropiación de las nuevas herramientas digitales que se presentan en el ciberespacio.
“Experimentarán las construcciones de accesibilidad al internet y antenas domésticas, junto a los docentes se experimentará las posibilidades que tiene la tecnología para enriquecer la lengua y la cultura aimara”, dice Hilare.
Cotillas comentó que también han tenido contactos con Santa Cruz, a través de un centro cultural para implementar el proyecto en uno de los barrios populares.
Publicación del estudio
Los tres investigadores, que llaman a su grupo Generación Wifi, contaron que para fin de año se publicará un libro con toda la información del estudio, que duró ocho meses. “Actualmente se encuentra en plena edición y nos han indicado que la investigación saldrá a la luz luego de las elecciones presidenciales este 12 de octubre”, indicó Gutiérrez.
Está más que claro que los jóvenes migrantes y nativos virtuales de las redes sociales están gestando una nueva forma de ejercer ciudadanía, lejos de la burocracia y de regímenes con mucha jerarquía con formas paternalistas.
Esto es considerado como nuevas formas de hacer ciudadanía. No están en juntas vecinales o en oficinas reclamando, pero desde las redes sociales, que no fueron creadas para esto, hacen catarsis de lo que sucede en la gestión pública o privada.
Son formas de establecer una posición ante un problema; además de ponerse en contacto con otras personas, organizar cosas y llamar a movilizaciones, han creado una nueva forma de llamar a la ciudad.
Con un clic, un Me gusta o compartiendo algún meme satirizando alguna situación, la juventud hoy está ejerciendo sus derechos desde los teclados.
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