lunes, 19 de mayo de 2014

El hechizo de las ‘selfies’



Cada una de las ‘selfies’ que María sube a Facebook la llenan de gran emoción y su euforia aumenta conforme va recibiendo uno y otro ‘me gusta’ mientras va acumulando comentarios halagadores. Cualquier momento y lugar es una nueva oportunidad para tomarse otra foto y compartirla con sus amigos ‘cibernautas’, algunos de los cuales dicen sentirse asfixiados muchas veces por la avalancha de ‘autorretratos’.

Celebridades del mundo y personas del común de la sociedad han sido "atrapadas" por igual por esa tentadora práctica.

Hay quienes buscan inmortalizar un lugar o momento, otros quieren presumir que estuvieron cerca de un personaje importante, sienten emoción de destacar algún logro o no quieren perder la oportunidad de exhibir lo guapo que lucen en ese momento. Hay quienes lo hacen solo por levantarse el ánimo, por llamar la atención, por enviar un mensaje directo a alguien o bien solo por pasar un rato de diversión con los amigos o la familia.

La creciente tendencia de autorretratarse con el teléfono móvil (‘selfies’) y compartir esa imagen en redes sociales puede ayudar a crear un espacio de expresión, según los expertos. No obstante, alertan sobre los riesgos que puede traer un comportamiento obsesivo a ese tipo de reconocimiento social público.

Dar demasiada atención a las fotos publicadas, controlando quién las mira o a quién le agrada o quién comenta, con la esperanza de lograr la mayor cantidad posible de "me gusta" es un síntoma de que las "selfies" están causando un problema, observa la especialista Panpimol Wipulakorn, del departamento tailandés para salud mental en una entrevista difundida por EFE. En su criterio, tal comportamiento puede derivar en problemas mentales que dañen la autoconfianza o generen pensamientos negativos hacia uno mismo.



Un recurso lúdico, no un espectáculo
El uso creciente de las ‘selfies’, según la sicóloga Paula Benedict, puede tener un atractivo sentido lúdico y comunicacional cuando con esa acción se busca comunicar y cultivar contactos significativos con la familia o amigos.

Sin embargo, alerta que en algún momento puede volverse contraproducente cuando la intimidad se convierte en un espectáculo y se pierden los límites entre lo privado y lo público.
“Sucede igual que en la vida cotidiana. Cuando la persona está demasiado pendiente de la mirada del otro para obtener su aprobación. Así pierde el sentido de sí misma y su propio criterio de autovaloración personal”, dice

Benedict señala que en el caso de las publicaciones virtuales se corre el riesgo de cultivar una gran asiduidad para exponer las propias imágenes al juzgamiento de los demás, lo cual no siempre arrojará el resultado esperado.

“Las ‘selfies’ no vienen solas existe siempre un correlato con la historia de cada persona. Por eso el uso de las imágenes públicas debe administrarse con prudencia para preservar la intimidad y la vida privada, pues no es aconsejable que se convierta en un espectáculo”, aconseja.



La tecnología no es el problema sino cómo se usa
Karem Infantas, ingeniera de sistemas y consultora en tecnologías e innovación destaca el éxito de las ‘selfies’ por la dosis de entretenimiento que han aportado a las redes sociales. “Es una forma de compartir con amigos y divertirse con poses específicas que llaman la atención. Ha generado expectativa sobre todo entre las celebridades que ahora lo usan como su propio ‘paparazzi’”, ejemplifica.

En criterio de esta profesional no hay por qué ‘satanizar’ a la tecnología aunque sí considera que hay que usar el sentido común y estar consciente de que cualquier adicción no es buena.
Aconseja entender a las ‘selfies’ como un proceso netamente social, un hecho en sí. “Mi apreciación desde el punto de vista de la tecnología educativa es que la tecnología en sí no es el problema sino cómo la utilizas o la dejas de usar. La razón para la dependencia es lo que debería ser analizada así como los males de nuestro tiempo, como el narcisismo, la soledad, la necesidad de atención y elementos como la falta de identidad”, afirma.

Infantas cree que se debe reflexionar, sin quitarle la diversión, sobre el proceso de compartir imágenes. “Desde el momento que las publicás también estás compartiendo tus derechos sobre ellas en las redes sociales. Por lo tanto estás expuesta a que usen tu foto de manera inadecuada. La dependencia (de las selfies) para valorarte como persona puede implicar una falta de personalidad. Pero si solo es para compartirla con amigos es doblemente gratificante”, asevera

El riesgo de invadir la privacidad
Luis, tiene 17 años y está por perder el año escolar. Sus padres descubrieron que el joven está casi siempre conectado a internet a través de su celular publicando ‘selfies’, de las cosas que hace dentro y fuera de su casa. De esa forma ha logrado que sus amigos estén pendientes de lo que él hace para estar conectados en grupo.

La sicóloga Liliana Zabala cree que publicar fotos en las redes sociales y compartirla entre los amigos no está mal. Lo grave -en su opinión- es el riesgo que se corre de que a través de ellas puedan invadir su privacidad.

Asimismo, considera que una excesiva dependencia de las autofotos puede ser una señal de una conducta narcisista (personas que siempre buscan exhibirse). Zabala también observa que esa conducta puede ser un síntoma de la ansiedad del siglo XXI de “estar en todos los lugares y en ninguno a la vez” con el peligro de perder el relacionamiento directo y dejar actividades que ayudan al desarrollo personal.

Los más propensos a una conducta adictiva
La sicoanalista Arminda Carrasco indica que quienes están más expuestos a ese deseo compulsivo y obsesivo de tomarse fotos son personas que tienen una gran necesidad de reconocimiento público o quienes buscan autoafianzar su seguridad y su autoestima.

“Hay que preguntarse cómo estamos viviendo y que está rigiendo nuestra existencia ¿El exhibicionismo (controlado), el voyeurismo? Es cierto, es difícil escapar hoy a las redes sociales que bien utilizadas nos proporcionan ventajas incuestionables, pero también corremos el riesgo de ser atrapados y sin escape de esa trampa”, puntualiza.

Carrasco destaca que una de las ventajas de los autorretratos es que pueden convertirse en recursos de empoderamiento o de impulso de la autoestima. Aclara que el grado en que las ‘selfies’ llegan a dominar a una persona es lo que en definitiva ocasiona problemas o desventajas, pues uno deja de ser un sujeto que se autorregula y busca la aprobación de los otros. Para evitar caer en la adicción, aconseja recuperar la comunicación tradicional ‘cara a cara’ y disfrutar de actividades al aire libre

CÓMO EVITAR LA ADICCIÓN A LAS ‘SELFIES’
Selección. Elija imágenes y ocasiones que ameriten ser comunicadas y capturadas en una ‘selfie’. No inunde la privacidad de otros con la sobreproducción de imágenes sin sentido.

Evaluación. Hay que cuestionarse con qué fin se usará ¿Vale la pena tantas imágenes? ¿Es posible que los otros se sientan invadidos por ellas? ¿Qué beneficios o qué interés real pueden tener mis ‘selfies’ para los demás?.

Alerta. Tome en cuenta que la ansiedad compulsiva por mostrarse puede ser una debilidad.

Límites. Establezca un horario con límite para dedicarse a la comunicación virtual.

Creatividad. Cree selfies con criterio estético y evite lo torpemente automático.
Creatividad. Puede aprovechar sus fotos para crear un espacio de expresión y de resguardo de la propia historia personal. Eso puede hacernos más selectivos e inteligentes para usar autoretratos como una opción de comunicación.

Creatividad. Debe saber que la preservación de la vida privada es un derecho que se puede vulnerar por propia decisión y saber que las situaciones de acoso indeseable son una posibilidad bastante real.
Paula Benedict. Sicóloga



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