lunes, 28 de abril de 2014

La ‘selfiemanía’ en su mayor auge ¿Hay riesgos?

Desde que el diccionario Oxford eligió selfie como la palabra del año de 2013, la moda de tomarse fotos con la cámara del celular y compartirlas de forma instantánea en las redes sociales ha crecido en forma exponencial. Hace poco Instagram reportó que hay 80 millones de selfies en su plataforma. El auge es tal que ya hay categorías para distinguir los autorretratos: desde los no make-up selfies donde la gente quiere mostrarse al natural, sin maquillaje, hasta los llamados ‘uglies’ que retratan a las personas haciendo muecas.

También están los fit selfies, una categoría que dominan los que quieren lucir su figura cuando van al gimnasio, y los couplies, para las parejas que quieren registrar sus salidas. Las que exponen a celebridades o políticos son conocidos como celebrity selfies o power selfies. Incluso hoy estas fotos son usadas para promocionar productos o impulsar campañas.

Pero de estas categorías la más original y popular es el after-sex selfie que muestra a una pareja después de tener relaciones sexuales. Algunos, incluso, van más lejos y las toman durante el acto. Según un informe del portal de citas AshleyMadison.com el 60 por ciento de sus usuarios confiesa haberse tomado un sex selfie para publicarlo en internet, prueba de que hoy la gente está obsesionada con hacer público lo más íntimo.

Para muchos no hay ciencia detrás de este fenómeno porque la humanidad siempre ha tenido debilidad por los autorretratos. Pero los psicólogos creen que hay una gran diferencia entre uno clásico y los selfies que se suben hoy a las redes sociales. Por eso han decidido investigar el fenómeno a profundidad. Uno de esos estudios, hecho por Petya Eckler, profesora de la Universidad de Strathclyde, en Reino Unido, midió qué tanto afecta a las mujeres observar estas imágenes en Facebook. La investigación concluyó que las hace preocuparse demasiado por su imagen porque “su autoestima depende de que sus contactos les den ‘like’ a sus publicaciones”, señaló Eckler a SEMANA.

Aunque en el estudio solo participaron estudiantes universitarias, “los hombres también tienen mucha presión social por lucir un cuerpo ideal”, afirma Eckler. Los adolescentes son más vulnerables porque están formando su personalidad y se sienten rechazados cuando sus publicaciones no gozan de popularidad o reciben críticas. Todo esto puede llevarlos a deprimirse e intentar suicidarse. Así le ocurrió a Danny Bowman, un británico de 19 años que dedicaba hasta diez horas al día a tomarse autorretratos. Fue tal su obsesión que perdió 12 kilos e intentó quitarse la vida porque no lograba el selfie perfecto. Tras lo ocurrido, a Bowman le diagnosticaron trastorno dismórfico corporal (TDC), enfermedad que se caracteriza por la excesiva preocupación por la imagen física.

Otro trabajo, publicado en el Journal of Adolescent Health, corroboró los hallazgos de Eckler. La gente siente envidia, soledad y malestar general cuando observa las fotos de sus amigos en redes sociales pasándola bien mientras ellos están en Facebook.

Según los expertos, el mayor riesgo que sufren las personas que se toman demasiados selfies es que pierdan su criterio y se dejen llevar por el impulso narcisista de exhibirse para luego arrepentirse de lo publicado. Pero no hay señales de que esta tendencia se acabe. Todo lo contrario. “Los jóvenes tiene otra idea sobre la privacidad y ven esto como algo natural, por lo cual se espera que hagan sus vidas cada vez más públicas y, por supuesto, con montones de ‘selfies’”, concluye Eckler.

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