“Este sábado nos Fourlokearemos muxo, será epiko.. hay casa para 300”. Éste es el comentario que un adolescente de 16 años publicó en su muro del Facebook hace tres semanas.
La frase parece no tener sentido y cualquier adulto la desecharía sin prestarle importancia. Empero, esa simple oración esconde una realidad que padres de familia, policías y autoridades municipales desconocen del mundo en el que hoy se mueven los adolescentes.
Centenares de ellos asisten a fiestas organizadas en casas particulares donde consumen alcohol, bebidas prohibidas, fármacos psicotrópicos y drogas.
Estas fiestas no son publicitadas a través de los medios de comunicación convencionales, sino de las redes sociales y las aplicaciones descargadas en los celulares inteligentes o smartphones, como el WhatsApp, Viber, Telegram y otras.
Las invitaciones no están a la vista de cualquiera. Existen adolescentes y jóvenes “relacionadores públicos”, generalmente quienes gozan de mayor popularidad en sus colegios y universidades, que son los que publican invitaciones en su muro de Facebook, etiquetando a las personas o por mensajes internos (inbox) o por WhatsApp y Telegram de forma directa. Los interesados en ir a la fiesta deben comprar manillas de papel con diseños únicos.
Los relacionadores son cautelosos cuando un desconocido pide una manilla. Lo citan en el Cine Center o en locales de El Prado donde haya señal Wi Fi para conectarse y por WhatsApp (aplicación de internet que permite un chat o conversación gratuita). A distancia, verifican que se trate de un joven. Si no lo es, ni se acercan para entregarle su manilla y recibir el pago que oscila entre Bs 30 y 40.
“CASA PARA 300”
Cuando el adolescente relacionador público menciona en su muro que “hay casa para 300” se refiere a que los verdaderos organizadores de estas fiestas, personas adultas, generalmente empresarios que saben que los eventos para adolescentes son un negocio muy lucrativo, han alquilado una vivienda para 300 personas. Otras veces, la casa tiene una capacidad para 1.000.
Bajo el rótulo de “fiesta privada”, los organizadores creen que las autoridades municipales, policiales y fiscales no podrán ingresar ni hacer controles. “Quienes dan la cara por estas fiestas son adolescentes, y reciben un pago por ello. Hay que reconocer que la idea de los empresarios, de mimetizarse detrás de colegiales, es astuta, pero es obvio que los estudiantes no tienen la capacidad de alquilar casas con piscina y mover dinero para muchos ítemes más”, describe el jefe de Planeamiento de la Policía de Cochabamba, teniente coronel Nelson Miranda, que la noche del 12 de abril dirigió un operativo, junto con la Fiscalía y otras autoridades, para verificar la realización de este tipo de fiestas. Lo que hallaron les sorprendió.
Casas con grandes espacios en los que se acondiciona no solamente salas de baile, mesas y sillas, sino también algunos sectores con barandas y contenedores, tipo bateas, para que los bebedores vomiten con libertad. En los eventos de condición económica media y alta son vendidas diferentes bebidas, entre ellas una que ha sido prohibida en varias ciudades, colegios y universidades de Estados Unidos.
BEBIDA PELIGROSA
Su nombre comercial es Four Loko, pero fuera del país la llaman “cocaína líquida”, “la lata de los desmayos” y “la de los apagones” por sus efectos nocivos. Los expertos dicen que beber una lata de Four Loko equivale a tres cervezas, un Red Bull y un café expreso grande.
“Esta bebida es un energizante por la cafeína, pero también contiene alcohol que es un depresor del sistema nervioso, lo que causa un choque en el cuerpo”, explica Miranda. “Es una mezcla peligrosa, dicen los doctores, pues la cafeína esconde el efecto del alcohol, lo que no permite que los consumidores se den cuenta de lo intoxicados que están".
Su consumo en Estados Unidos ha derivado en la hospitalización de decenas de colegiales y universitarios. El médico Michael Reihart de Nueva York concluyó que “es una de las bebidas más peligrosas que he visto en mi vida".
En Cochabamba, el Four Loko es vendido en súper y micromercados. La lata, con 12 por ciento de alcohol, cuesta entre Bs 30 y 35. La lata de Four Poco Loko, con 6 por ciento de alcohol, cuesta entre Bs 20 y 25.
En las redes sociales hay comentarios sobre esta bebida. “Es la lata que te dije, cuesta 30, pero es bien efectiva”, “Tuve un apagón epiko con dos latas, pero sale barato emborracharse bien con 60 lukitas”. Esta bebida es vendida en fiestas de adolescentes en la zona norte, especialmente.
“Lo preocupante es que los apagones o lagunas mentales que causa la intoxicación con esta bebida, puede derivar en embarazos no deseados, violaciones y otros delitos”, advierte Miranda.
MEZCLAN DROGAS
Pero los adolescentes no solo consumen Four Loko en estas fiestas. También mezclan alcohol con psicotrópicos, benzodiazepinas y marihuana. Buscan nuevas sensaciones o potenciar algunos efectos, pero arriesgan sus vidas y su salud.
En el operativo del 12 de abril, los policías descubrieron mochilas con lencería especial y fármacos. Los padres de familia convocados por la Policía para recoger a sus hijos tuvieron distintas reacciones. Unos contaron que sus hijos les mintieron diciendo que iban a una pijamada o a estudiar en la casa de una amiga. Otros comentaron que sí les dijeron que tenían una fiesta en una casa de familia y confiaron en que estarían seguros. No imaginaban los peligros a los que se exponían.
Otros papás llegaron después de tres horas, ebrios, para recoger a sus hijos también ebrios. Hubo casos en los que los padres jamás llegaron y los adolescentes confirmaron que se fueron a España a trabajar y sus parientes no se preocupan por ellos. En estas fiestas quienes hacen seguridad, según Inteligencia de la Policía, son miembros de pandillas aparentemente inactivas que están armados con cuchillos y proveen drogas a los asistentes. Después del operativo, en las redes sociales los adolescentes protestaron contra los policías y anunciaron que por un tiempo tendrán que suspender las Chuper Partys o llevarlas a casas más lejanas, camino a Sacaba o a Quillacollo.
En la zona sur, las fiestas se anuncian de la misma forma, vía internet, y se realizan en locales no controlados. Los DJ (personas que amplifican y amenizan las fiestas) hacen apología del delito al presentar a las pandillas como si fueran personajes de renombre. La música y las bebidas son distintas. Cumbia, tecno, guarapo y alcohol tipo metanol son el caldo de cultivo de posteriores enfrentamientos callejeros entre pandillas, donde la pugna por el poder deja heridos y muertos.
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