Ser el más popular, tener miles de contactos, atraer a una mayor mercado con tu nueva campaña publicitaria en las redes son incentivos suficientes para que un usuario busque tener la mayor cantidad de contactos o clics de “me gusta” en su red social.
Un equipo de la un canal de televisión realizó una investigación acerca de las empresas que ofrecen la venta de contactos. Encontraron trabajadores a destajo llevando a cabo una tarea repetitiva en tres turnos, día y noche, y cobrando por ello un sueldo de unos 120 dólares al año. El país en el que se sitúa la empresa de la que hablan en el reportaje es Bangladesh. Sin embargo, cabe pensar que empresas parecidas se puedan encontrar en otros lugares en los que la mano de obra sea barata y los estándares de vida muy bajos.
Las implicaciones éticas de los “Pagafantas” que compran clics a 10 euros el millar son claras: no sólo están financiando un negocio turbio en países como Bangladesh. También están engañando a los consumidores de los países desarrollados, haciéndoles creer que su marca levanta pasiones. Por sorprendente que parezca, la popularidad en redes sociales de marcas y de algunas personas tiene un gran impacto en los consumidores, que son más propensos a comprar o a confiar en los más populares.
Es difícil detectar en Facebook si una página miente sobre el número de personas que han pinchado en “Me gusta”, hay casos muy evidentes. Si la pequeña cafetería del barrio tiene 100.000 fans, hay motivos para sospechar. Si nunca nadie deja un comentario en las actualizaciones que se publican, aumentan las posibilidades de que haya seguidores de paga. Si, además, gran parte de esos fans son ciudadanos de Bangladesh, India puede dudar.
En Twitter, resulta más fácil detectar perfiles que mienten gracias a herramientas como http://fakers.statuspeople.com/, que analizan la lista de followers de una cuenta y los clasifican en tres categorías: buenos, inactivos y falsos. Los primeros son los seguidores que todos querríamos tener, mientras que los inactivos son cuentas que seguramente sean auténticas, pero cuyo creador no está desarrollando actividad reciente en Twitter. Por último, las cuentas falsas no son sólo aquellas compradas para engordar nuestra cuenta de seguidores. También puede tratarse de cuentas creadas para enviar spam y, por norma general, todos
tenemos algún follower de ese tipo. Si la cantidad supera el 10 % es alta, digamos superior al 20%, hay motivos para la sospecha.
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