Durante semanas Elías Baduy corrió de una farmacia a otra de Caracas en busca de medicamentos para su padre, quien sobrevivió a un accidente cerebrovascular hemorrágico. Cuando finalmente los encontró, les envió por Twitter la buena noticia a otras personas con necesidades similares.
"Es una práctica común", dice ya con alivio este hombre de 31 años de edad. "Yo envío un mensaje por Twitter diciendo que no puedo encontrar un medicamento y luego la gente reenvía mi mensaje y comienza a decirme dónde encontrarlo".
Golpeados por la recesión, la alta inflación y la escasez, los venezolanos están recurriendo cada vez más a las redes sociales para sus necesidades diarias. Es un claro ejemplo de cómo las fuerzas del mercado son una de las pocas cosas que funcionan en la nación socialista.
Uno de los resultados ha sido las crecientes soluciones en línea. Ahora hay tablones de anuncios donde la gente intercambia papel higiénico por detergente; hay listas de Twitter para encontrar de todo, desde puntos de vista políticos discrepantes hasta leche en polvo; y Mercado Libre, un sitio web panlatinoamericano similar a eBay, que tiene a Venezuela como uno de sus mercados de más rápido crecimiento.
La importancia de esta inteligencia colectiva ha crecido a medida que empeora la crisis del país. Se prevé que la economía se contraiga un 5 por ciento este año, después de una contracción del 4 por ciento en 2014, y falta uno de cada tres productos básicos, según el índice de escasez del banco central, aunque su publicación fue suspendida el año pasado.
Estos problemas pueden ayudar a explicar por qué los venezolanos están entre los usuarios más activos de Internet de América Latina, según Tendencias Digitales, una firma de investigación local. Una sexta parte de la población de 30 millones de personas de Venezuela tiene una cuenta de Twitter, según Luis Carlos Díaz, experto venezolano en redes sociales, y uno de cada tres tiene un teléfono inteligente.
En un país donde la penetración de Internet es del 55 por ciento, superior al promedio regional de 47 por ciento, según datos de la ONU, las aplicaciones desarrolladas a la medida orientan a las personas hacia donde pueden encontrar las escasas necesidades.
"Akiztá", un juego de palabras de "Aquí está", monitorea los medicamentos de las farmacias que comparten sus inventarios en línea. La aplicación "Abastéceme" utiliza el "crowdsourcing" (colaboración abierta distribuida) para localizar productos de primera necesidad, como la harina de maíz.
También hay iniciativas individuales, tales como la lista de Twitter "Gente Impaciente de Venezuela", un servicio de donación y localización con 6.000 seguidores establecido por Gabriel Domínguez después de que no pudo encontrar medicamentos hipotensores para su abuela, en un país donde cerca del 70 por ciento de los medicamentos o no están disponibles o escasean en un momento dado, según la federación farmacéutica.
Ahora los sitios web informan acerca de casi todas las facetas de la vida diaria. "@dolartoday", con 1,5 millones de seguidores en Twitter, brinda información actualizada sobre la creciente cotización del dólar en el mercado negro desde un sitio web prohibido por el Gobierno. Transparencia Internacional, que clasifica a Venezuela entre los 15 países más corruptos del mundo, este mes lanzó una aplicación llamada "Dilo aquí" para denunciar la corrupción.
Muchos venezolanos también recurren a las plataformas en línea para sus noticias, en medio de crecientes temores por la censura y la política cada vez más polarizada.
"CaracasChronicles" ha brindado durante mucho tiempo mordaces comentarios en inglés. Ahora "Efecto Cocuyo" es un difusor de noticias financiado a través de una incubadora local y “crowdfunding” (micromecenazgo), dirigido por la periodista de investigación Luz Mely Reyes, con casi 40.000 seguidores en Twitter y una página web muy popular.
"Al igual que la escasez de mercancías... la buena información también es escasa", dice Reyes, quien describe a Efecto Cocuyo como un proveedor de "información verificada para aquellos venezolanos que buscan noticias en las redes sociales todos los días".
La omnipresencia en línea también ha convertido a los políticos venezolanos en algunos de los tuiteros con más seguidores en el mundo. Henrique Capriles, un líder de oposición, tiene 5,1 millones de seguidores (más que cualquier otro político de América Latina); el presidente Nicolás Maduro tiene 2,3 millones de seguidores.
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