domingo, 14 de julio de 2013
Internet y las redes en el incidente contra Evo
El caso del excontratista de la CIA Edward Snowden y la filtración de los métodos de espionaje digital implementados por la agencia estadounidens de Inteligencia es un escándalo que poco o nada tenía que ver con Bolivia, en principio.
El bochorno diplomático desencadenado por una supuesta imposición de Estados Unidos sobre algunos Estados europeos que impidieron el sobrevuelo por su territorio del presidente Evo Morales, quien retornaba de Rusia tras la segunda Cumbre de Países Exportadores de Gas, derivó en la multipolarización del problema.
El desprestigio ha manchado aún más a Estados Unidos y a algunos gobiernos europeos —algunos de los cuales, se sabe irónicamente, fueron espiados por el programa filtrado—, mientras que ha catapultado a escala planetaria el discurso antinorteamericano que Morales y otros pares latinoamericanos lideran desde hace ya años.
El “estallido” mediático de la noticia se generó, como ya viene siendo una tendencia global, a través de medios sociales en internet y esto también se vivió intensamente en el país, determinante en el curso de la noticia y el discurso. En el caso de Twitter, la velocidad con que la información circula supera a la de los medios tradicionales como la televisión o la radio. Es más, en estos casos son los medios los que se alimentan de fuentes como Twitter para informar.
Esto tiene varias aristas y es parte de un amplio debate en el secto; por temas de espacio subrayo aquí dos elementos. Por un lado, el flujo de información se hace en tiempo real, la actualización es constante y la diversidad de fuentes puede contribuir a una mirada mucho más amplia. Los recursos multimedia y datos ayudan a los medios y las audiencias a “vivir” y reproducir la noticia de manera más completa.
Por otro lado, mucha de la información que circula no se logra verificar y los rumores pueden posicionar versiones distorsionadas o imprecisas de una noticia. Es difícil filtrar y precisar fuentes, lo que deja mucho margen para la maniobra de agendas mediáticas y políticas.
Considerando estos elementos y la complejidad de actores y canales de información intervinientes, hay tres dimensiones de la noticia a partir de las redes sociales en internet que conviene analizar con detenimiento y que deben alertar tanto a la audiencia y los gestores de información nacional, hoy muchos asiduos tuiteros.
Por un lado, el martes 2 de julio la noticia internacional estalla en Twitter bajo dos titulares “Portugal y Francia niegan acceso a espacio aéreo a avión del presidente Morales” y “Presidente Morales aterriza de emergencia en Austria tras prohibírsele pasar por espacio aéreo de Francia y Portugal”.
Si bien el canciller David Choquehuanca es quien denuncia ante los medios nacionales e internacionales el atropello contra la inmunidad de Morales, los tweets que reflejan la noticia entre la audiencia nacional hablan de “secuestro” y “detención” del Mandatario. Nótese que en ambos ámbitos hay una imprecisión y sensacionalismo distorsionador y poco informativo.
Horas después, se pudo acceder públicamente a través de la web, gracias a periodistas nacionales, a fragmentos del audio entre el piloto del FAB-001 y la torre de control del Aeropuerto Internacional de Viena a partir del cual se descarta cualquier “aterrizaje de emergencia” y más bien un aterrizaje por precaución.
A partir de la diseminación de un mensaje de “emergencia provocada”, producto de la negativa portuguesa y francesa aún por esclarecerse, así como de la retención por más de 13 horas del presidente Morales violando tratados internacionales, se construye todo un discurso de agresión, detención y violación del derecho internacional, lo que provoca indignación nacional y regional reflejada en la web, incluso de tuiteros opuestos al Gobierno. Asimismo, la reacción política regional vio la luz también en Twitter, lo que sugiere la segunda dimensión de análisis.
Momentos después de la circulación de la noticia, la presidenta argentina Cristina Fernández apela a un tono casual y relata en una veintena de tweets sus conversaciones telefónicas con el mandatario Correa de Ecuador (quien también reaccionó vía Twitter), José Mujica de Uruguay, Ollanta Humala de Perú y Nicolás Maduro de Venezuela. El respaldo a Morales y la convocatoria de emergencia a la reunión de Unasur, llevada finalmente a cabo en Cochabamba el jueves, fueron el contenido de esos mensajes en la web.
Correa, Fernández y Maduro pasan así a una nueva dimensión de la comunicación de crisis: Se comunica de manera pública y abierta mediante Twitter, el relato es casual pero categórico, se construye una narrativa de la indignación y el repudio a las “prácticas imperialistas” que difícilmente podría hacerse por los medios tradicionales y a esa velocidad.
Los medios y las audiencias de Bolivia siguen sumándose de forma masiva a las brillantes opciones de información que ofrece la internet, pero aún no encuentran recursos efectivos para ejercer un periodismo responsable y no ser rebasados por la necesidad de “vender” o lanzar la noticia de manera casi inmediata.
En ese sentido, el tercer elemento de análisis tiene que ver con las inconsistencias, omisiones y datos imprecisos siempre presentes en este tipo de noticias, pero que llegan a ser soslayados por el impacto de ellos y la velocidad con que es diseminada en las redes sociales de internet.
Lo siguiente ejemplifica el argumento. El detonante del escándalo fue la supuesta presencia de Snowden en el avión que transportaba a Morales. Estados Unidos insiste en la responsabilidad penal del exempleado (y no agente, valga la aclaración) de la CIA y reclama su extradición inmediata. Snowden está en Moscú, adonde llegó desde Hong Kong buscando un asilo político que le permita evitar el anticipado juicio implacable que prepara el gigante del norte.
Pero Snowden no camina por las calles de Moscú, ha llegado y permanece hasta el momento de escribir estas líneas en el área de tránsito internacional del aeropuerto Sheremétievo, al noroeste de Moscú. Tras la finalización de su agenda oficial, Morales, como usualmente lo hacen la autoridades que visitan Rusia, parte del aeropuerto Vnukovo, ubicado al sur de la capital rusa.
Éste debió ser, por ejemplo, un elemento de análisis inicial tanto en esferas gubernamentales como en los medios y periodistas que distribuyeron la información vía Twitter, a fin de determinar la relación de dos eventos desconectados en principio, pero que terminan entrelazados a partir de rumores e injerencias no esclarecidas.
En definitiva, la distribución de información a través de medios sociales en internet mientras ocurre la noticia y la masificación instantánea a escala global es una realidad de la que nuestros medios y audiencias son parte ya indivisible. El acceso a recursos multimedia e interacción en diversos niveles son aportes valorables para mejorar el proceso de información y generar, en algunos casos, intercambio y comunicación.
Sin embargo, debemos tener presente que los actores políticos y las agendas mediáticas de diferentes posturas e intereses, incluso en el ámbito local, están utilizando las fallas y asimetrías aún existentes en la comunicación vía medios sociales en la web para configurar y posicionar mensajes, narrativas y discursos.
La tecnología no es neutral y tampoco la manera en la que se la usa. Internet y las redes sociales son ya canales influyentes en Bolivia y pueden llegar a ser de cierta manera determinantes en el decurso, rumbo e impacto final de un mensaje o discurso.
Como apunte final, un dato anecdótico pero que demuestra la relevancia de la comunicación política a través de las redes sociales de internet hoy en día es el hecho que, entre el miércoles 3 y el jueves 4 de julio, el incidente del avión del presidente Morales con relación al caso Snowden fue cuatro veces trending topic global. Esto quiere decir que, de todas la conversaciones en el mundo que pasan por Twitter (hablamos de más 600 millones de usuarios activos), en más de 60 idiomas, Morales, Bolivia y la postura antiestadounidense estuvo cuatro veces entre los temas más comentados del planeta.
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