El periodista camerunés Eric Chinje, fundador de la Africa Media Initiative, exponía su entusiasmo sobre la situación actual de África, en cuanto a su interés mediático, durante la celebración del Primer Encuentro de Periodistas África-España celebrado en octubre y organizado por Casa África: "África es, probablemente, el lugar del mundo más excitante para estar ahora mismo por la cantidad de cosas que están ocurriendo".
Si bien hay muchos aspectos ampliamente mejorables a lo largo y ancho del continente, como el saneamiento o el acceso a la educación, por citar algunos, razón no le falta. La revolución de la telefonía móvil y las ondas 3G han llegado hasta los rincones más insospechados y, en muchos casos los teléfonos móviles se han convertido en un accesorio indispensable incluso para quien no tiene recursos para sustituir unas zapatillas viejas.
El continente cuna de la humanidad está experimentando revoluciones sin precedentes en desarrollo tecnológico. Poco a poco. Tuit a tuit. "Los países africanos son bastante jóvenes y la comunicación está en el centro de la cohesión social. Y los social media rompen las barreras que imponen los estados y que limitan la libertad de expresión y el derecho a la información", explica a El Mundo la periodista y activista ugandesa Rosebell Kagumire.
Pese a que el acceso a los servicios que requieren acceso a internet aún no es accesible para todo el mundo (las últimas estimaciones hablan de una tasa de penetración de Internet de un 28,7% durante el mes de junio), canales como WhatsApp se están convirtiendo en vitales para la comunicación e intercambio de información. "Los africanos son capaces de hablar más rápido y afirmarse en el escenario mundial como nunca antes". Aunque aún queda mucho terreno al que llegar, las ciudades más importantes están siendo partícipes de esas transformaciones.
En algunos países africanos la libertad de prensa es ausente, los periodistas son perseguidos y la información es a menudo manipulada o censurada. Y en muchas ocasiones la clase dirigente se aprovecha de la amplia masa analfabeta para controlar a una ciudadanía pasiva que no lucha por sus derechos. No porque no quieran, sino porque que desconocen que los tienen. Sin embargo, la llegada de internet, y en especial de las redes sociales, está cambiando poco a poco ese contexto aletargado. "En Twitter hemos visto cómo los africanos hablan entre sí y se apoyan los unos a los otros. Vemos un debate vibrante, vemos una desaceleración del impacto en el periodismo tradicional".
Lo más interesante es que los africanos no sólo comentan sobre lo que sucede en sus países, sino que se hacen eco de las crisis de otros y expresan su solidaridad. "La gente está despertando ante el hecho de que pueden desafiar el status quo y Twitter y otros canales son herramientas que pueden hacer más fácil para la participación ciudadana en línea. En Uganda tuvimos los medios de comunicación sociales cerrados en dos ocasiones durante el año electoral, lo que es indicativo del miedo por el establecimiento del poder de la gente", explica Kagumire.
El momento clave
SI tuviéramos que establecer cual fue uno de los momentos clave en el despertar africano del activismo a través de las redes sociales, probablemente habría que trasladarse hasta el escenario pre electoral en Senegal a principios del año 2012. Meses antes el entonces presidente Abdoulaye Wade quiso cambiar la Constitución para perpetuarse en el poder.
Las protestas contra su autoritaria medida y las elecciones posteriores fueron transmitidas por los ciudadanos a través de Facebook y Twitter a tiempo real y sirviendo de método de convocatoria. Poco después llegaron la guerra de Malí y la crisis del Ébola, donde, una vez más, los usuarios fueron capaces de proporcionar información a través de las redes incluso antes que las vías oficiales.
Según el portal de análisis con sede en Londres Portland, la herencia colonial y la sociedad global hacen que África tuitee en inglés por encima de otras lenguas. En concreto, en su análisis de 2015 estiman que el 77% de los tuits fueron en esa lengua, seguidos de un 7% en árabe y un 4% en francés. Y el ránking de países no sorprende: Nigeria (360 millones de personas), Sudáfrica (325 millones), Kenia (125 millones) y Ghana (70 millones).
El alto nivel de desarrollo en el acceso a las comunicaciones, la educación y la fuerza de las nuevas generaciones, les sitúa a mucha distancia de otros países. Sus intereses no son siempre políticos: el deporte y el mundo de las celebrities ocupan muchas de las conversaciones en la red del pajarito azul.
A finales de 2015 en Sudáfrica se popularizó el hashtag #FeesMustFall como estandarte de la lucha de los estudiantes ante la brecha de oportunidades entre estudiantes negros y blancos. Su lema cambió a #ZumaMustFall o #ZumaMustGo, muy populares durante el 2016 y que probablemente continuarán a lo largo de 2017 debido a la escasa popularidad actual del presidente Jacob Zuma.
Nigeria vivió elecciones en marzo de 2015, uno de los momentos más álgidos del país en las redes sociales. Pero sin duda, fue la campaña viral #BringBackOurGirls, iniciada en 2014 tras el secuestro por parte del grupo terrorista Boko Haram de 276 niñas de la escuela de Chibok, al norte del país.
Según Portland, Burundi y Etiopía han sido otros dos países clave. El primero narró en 2015 las protestas sociales contra el presidente Pierre Nkurunziza, que cambió la Constitución para perpetuase en el poder. Miles de jóvenes se echaron a las calles tras los llamamientos a través de las redes sociales. Sin embargo, el escenario cambió a medida que el gobierno pasó de una resistencia agresiva a una ofensiva total.
Los periodistas más críticos con el régimen tuvieron que huir y desde el exilio mantienen vivos hashtags como #Burundicrisis, y pone de manifiesto que la política de los países interesa más allá de las fronteras de cada uno, según apunta el portal.
Etiopía, uno de los lugares donde la libertad de expresión brilla por su ausencia y donde los contrarios al partido en el poder son escarmentados, se lanzaba a las plataformas digitales durante las #OromoProtest en el mes de octubre. Si bien se trata de un país donde no hay reparos en encarcelar a blogueros y periodistas cuando estos son molestos, ni tampoco en cortar el acceso a las redes cuando el gobierno lo estima necesario, es otro de los más activos.
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