Aconsejaba María Bravo a este periódico hace cuatro años: "La vida es corta, ten una aventura". Esta bailarina malagueña de 47 años, afincada en Hollywoood, se hizo más tarde broker de celebrities. Un revolcón con Bruce Willis le dio cierta fama. Más tarde, siempre según ella, se hizo propietaria de una empresa organizadora de grandes eventos internacionales.
María en realidad no aconsejaba nada, sólo repetía el lema de la empresa canadienseAshley Madison, que la había contratado como embajadora para predicar el adulterio en el mundo.
En un rasgo feminista que decía mucho en su favor, María explicaba que la empresa de contactos no obligaba a nadie a ser infiel, pero que una mujer que había usado los contactos de Ashley Madison echando una cana al aire, volvía a casa y al aburrido matrimonio que le había tocado, con la autoestima subida y más contenta que unas pascuas.
"No vendemos sexo, vendemos conexión", explicaba para convencernos de las bondades de la firma. Y, de alguna manera, era cierto. El problema es que los piratas o el empleado infiel que han conseguido acceder a la lista de usuarios de este gran servicio a la sociedad, andan pidiendo pasta, y mucha, a los clientes a cambio de silenciar sus nombres.
María por su parte, ya no está en este ONG del amor. Eva Longoria, su amiga y socia en otras causas benéficas, aunque de otro signo, le dijo que su trabajo no era compatible con la gala benéfica que las dos abanderaban cada año en Marbella.
P.D. María desveló que el 30% de los clientes que se declaraban solteros y sin compromiso, mentían.Estaban cansados y a lo mejor hasta eran felices en su matrimonio. Ahora hay unos cuantos que tiemblan al pensar que pueden publicarse sus nombres. Dos de ellos se han pegado un tiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario