Un correo de este tipo suele provenir de contactos que no conocemos.
Cuando sospechemos que un mensaje de correo electrónico pueda ser un spam, una de las maneras más sencillas de constatarlo es ver hacia donde apuntan los enlaces que contiene.
Para ello lo único que tenemos que hacer es ubicar el ratón sobre cualquiera de los enlaces que contiene el mensaje y comprobar hacia donde apuntan los mismos, dato que seguramente aparecerá en alguna esquina de nuestra servicio de correo webmail .
Sin embargo, la lectura de los vínculos puede ser a veces bastante confuso, ya que los spammers tienen bastantes trucos para desorientarnos. Uno de los más extendidos es camuflar un enlace malicioso dentro de otro que aparentemente apunta a un sitio o servicio reconocido y honesto.
Un ejemplo típico de esta clase de enlace siempre incluye como primer elemento un sitio web conocido, pero si prestamos la suficiente atención, lo más probable es que nos encontremos con algo más, el verdadero objetivo del enlace, el cual seguramente contiene elementos que le facilitarán la tarea ilícita al hacker o spammer que la opera.
Para ahorrarnos todos los problemas que pulsar sobre un enlace así, una de las mejores alternativas que tenemos disponible es estudiar con detenimiento todas las partes que forman el mismo, y ante cualquier tramo de éste que sea sospechoso o que parezca fuera de lugar, no pulsarlo.
Si el mensaje proviene de una institución financiera, es mejor que se ponga en contacto con la institución vía teléfono.
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