Alemania prohíbe fotografiar platos en restaurantes por violar derechos de autor. Con esta medida, las creaciones de los chefs se asemejarán a las obras de arte, por lo que se requeriría autorización para replicarlas o subirlas a redes sociales.
La razón del éxito es simplemente que “subir” fotos de platos de comida se ha transformado en una de las maneras más sencillas de ganar “likes” o seguidores en la popular red social de imágenes. Los días de esta tendencia, eso sí, podrían estar contados.
Hace poco, el Tribunal Federal de Justicia de Alemania extendió la protección de los derechos de autor a los alimentos que se preparan en los restaurantes, convirtiendo los platos en propiedad artística del chef que los crea. De ese modo, para poder fotografiarlos, será necesario contar con el permiso del cocinero, ya que de lo contrario se estaría violando la ley.
La medida está pensada especialmente para los afamados restaurantes que cuentan con estrellas Michelin, considerados como los mejores del mundo y aunque, por el momento, rige solo para Alemania, los expertos europeos creen que puede sentar un precedente e inducir un cambio en la legislación de la Unión Europea.
El año pasado, por ejemplo, Gilles Goujon, del restaurante L”Auberge du Vieux Puits de Francia, reconocido con tres estrellas Michelin, comenzó una cruzada para prohibir que sus creaciones se compartieran en las redes sociales, ya que afectaba a su propiedad intelectual y daba pie a que otros cocineros las copiaran.
ROYALTIES CULINARIOS
Si bien Alemania es, por ahora, el único país que ha extendido los derechos de autor a creaciones culinarias, la tendencia tiene ciertos precedentes.
Hace 30 años, en Madrid, el restaurante La Gastroteca de Stéphane y Arturo decidió empezar a pagar royalties por las elaboraciones que copiaban en su local a los chefs franceses.
Según publica Expansión, en ese momento se elaboraron normas en las que se especificaba que el restaurante decidía libremente abonar derechos de autor a los cocineros plagiados.
El documento fijaba el monto de los royalties en el 1,25 por ciento del precio en la carta y lo multiplicaba por el número de platos vendidos en el mes. El texto también decía que la cantidad resultante sería enviada por giro postal.
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