Las redes sociales, como Twitter o Facebook, son un medio efectivo y cada vez más utilizado en la difusión de la actividad científica, no sólo en el ámbito profesional, sino también en el divulgativo de cara a audiencias sin formación científica.
Un número creciente de investigadores comunican abiertamente su trabajo a través de perfiles en redes sociales, blogs y páginas web. Estas nuevas formas de comunicación facilitan la transmisión de la actividad científica, alcanzando audiencias amplias y diversas. Además, favorecen el establecimiento de contactos y colaboraciones entre investigadores y añaden una dimensión social a la actividad investigadora.
El uso de redes sociales posibilita que los resultados de la actividad científica lleguen directa y eficazmente a los responsables de la toma de decisiones políticas y al resto de la sociedad civil, que en último término financia gran parte de los estudios científicos a través de los impuestos.
Los congresos y reuniones científicas son claves para el desarrollo de la ciencia. En ellos, los investigadores se reúnen para comunicar los principales avances de su trabajo. Actualmente, la mayoría de congresos tienen presencia propia en las redes sociales mediante la creación de cuentas específicas para cada evento en Twitter o Facebook, y etiquetas (#hashtags) identificativas para cada congreso que facilitan su seguimiento.
La presencia de los congresos científicos en las redes sociales es altamente efectiva en la difusión de las ideas y resultados presentados en estos eventos, y permite que lleguen a investigadores que no han asistido. Aún más importante, favorece la transmisión de esa información a personas que no han acudido a la reunión científica debido a razones económicas o por dificultades físicas o sociales. Se consigue un objetivo adicional y de gran valor: hacer una ciencia más abierta e inclusiva.
No obstante, y debido en gran medida al alto nivel competitivo de la ciencia actual, existe la tendencia a limitar el uso de las redes sociales en congresos y reuniones científicas. Así, en la actualidad coexisten congresos en los que se estimula el uso de redes sociales, demandando por ejemplo resúmenes de todas las ponencias que puedan comunicarse a través de Twitter, con otros eventos en los que se prohíbe explícitamente a los asistentes la divulgación a través de redes sociales de resultados salvo expreso consentimiento de los autores.
Esto, aparte de suponer una limitación práctica evidente, reduce radicalmente el alcance de las ideas comunicadas y el impacto que puedan tener sobre la comunidad científica no presente en el evento. Además, considerando que en muchas de las reuniones científicas se cuentan por cientos, o incluso por miles, el número de asistentes, la restricción del uso de redes sociales tiene escaso sentido.
Los resultados e ideas científicas presentadas en una conferencia deben verse como comunicaciones abiertas y públicas, de la misma manera que lo son una vez que se publican en las revistas científicas. Aquellos datos o técnicas que deseen mantenerse confidenciales no deberían ser comunicados en eventos públicos hasta su aparición en una publicación especializada.
Los avances tecnológicos deben ser usados en favor de una ciencia más libre y abierta, que busque la máxima difusión en bien del progreso científico y social, sin que ello signifique un detrimento en la valoración de los científicos individuales que contribuyen a ese progreso. Las redes sociales tienen el potencial para desempeñar un papel relevante en el desarrollo de la ciencia y la comunidad científica debería adoptar plenamente su uso como herramienta de trabajo. (Fuente: SINC/Germán Orizaola y Ana Elisa Valdés)
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