El vicepresidente de la Cámara de Diputado, Víctor Borda, informó que para aplicar la regulación de redes sociales se creará una unidad de policías especializados que investigarán, de forma oportuna y eficaz, delitos cibernéticos que se registren en el país.
Borda, en entrevista con la red televisiva Unitel, señaló que los efectivos especiales serán capacitados en delitos que se cometen a través de las redes sociales como; la trata y tráfico de personas, comercio sexual, captación de menores de edad e incluso estafa y estelionato que serán sancionados por las autoridades correspondientes.
“Con esta iniciativa se pretende materializar los delitos que atentan contra la dignidad de las personas. Es inaceptable que existiendo tecnología nosotros no tengamos una Policía que atienda este tipo de delitos digitales”, indicó.
REGISTRO ESPECIAL
El diputado aseveró que la iniciativa se orienta a eliminar el anonimato en Facebook y con la ‘regulación’ se pretenden exigir a los usuarios un registro especial para crear páginas en este tipo de redes sociales. “Con la regulación se pedirá el llenado de formularios donde se especifique si es una persona individual o jurídica”, dijo.
Asimismo, explicó que para ese registro las personas deben dar su nombre completo, dirección del domicilio y número de cédula de identidad. En caso de ser una persona jurídica, esta debe ‘por lo menos’ acreditar su personería jurídica a fin de evitar el anonimato.
“Todo esto es para evitar que Facebook dañe la moral e la integridad de las personas. Para nada se pretende coartar la libertad de expresión”.
Según Borda, el proyecto será presentado a la Cámara de Diputados esta semana para su debate. Explicó que el proyecto considera el principio de responsabilidad de lo que se expresa, a través de las redes sociales.
Aclaró que el objetivo de todo es suspender el “anonimato” y evitar entrar al ámbito delincuencial, para ello mencionó casos de acercamiento a víctimas de trata de blancas o tráfico de órganos y, que a través de las redes, se pueda evitar mellar la dignidad de cualquier persona o colectivo.
A su turno, el senador de Unidad Demócrata (UN), Arturo Murillo, dijo que pese a no conocer el mencionado proyecto de ley, opina que toda ley que beneficia la población es positiva porque aquellos que profieren insultos deben ser identificados.
Sin embargo, expresó que el problema es que el control estará en manos de Gobierno para utilizarlo únicamente para sus fines políticos, porque considera que en este régimen no existe independencia de justicia ni moral, aspecto que origina que la población desconfíe del Órgano Ejecutivo porque se dio cuenta que solo mienten.
OBSERVACIONES
La intención del Gobierno de crear normas para regular las redes sociales es “una ilusión” y un propósito que no tiene sentido porque desde que surgieron las mismas con el internet, toda la humanidad ingresó en un estadio que desconocía, lo cual hizo esta herramienta algo imprescindible, pero sí la sociedad debe tener la capacidad de tomar conciencia del manejo de las mismas, según el análisis del expresidente de Bolivia e historiador, Carlos Mesa.
“El que alguna nación, más grande o más pequeña, limite y censure parcial o casi totalmente el uso de las redes es un espejismo, la fuerza de estos medios es tal que rompe y romperá toda barrera y todo muro. No tiene sentido alguno pretender siquiera una regulación a las redes”.
“El costo que se paga a cambio del beneficio que nosotros somos acreedores es alto, desde mecanismos de difusión de ideas irracionales, conspiraciones para delinquir, organización de grupos terroristas, apología del delito y del crimen, hasta –es el caso de la coyuntura electoral reciente– la reaparición del racismo, el sexismo y el machismo más descarnados”.
“Pero será siempre un costo mucho menor que lo que representa para la libertad”, dice Mesa en un artículo que publicó en su blog personal http://carlosdmesa.com bajo el título. “Los desafíos de las redes sociales”.
Mesa afirma que la historia de la humanidad dio un giro con el uso del internet y de las redes sociales, mismos que son los pilares de una “revolución abrumadora de la comunicación, cuya expresión más destacada –qué duda cabe– son las redes sociales”.
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