jueves, 12 de agosto de 2021

Albertina, la chayanteña que agita TikTok desde las alturas de Sucre

 La historia de esta joven sencilla se cuenta con tiktoks y entre risas. Es una amante de su cultura, el quechua

Cuando usted esté leyendo esta nota, Albertina, una humilde tiktokera de 22 años residente en Sucre, probablemente haya pasado el millón de seguidores en la red social de moda en el mundo. Ella, precisamente, se apresta a incursionar en el mundo de la moda creando su propia marca de ropa. Aquí se las presentamos.

Albertina Sacaca Callahuara lanza un silbido para alertar que está una cuadra más abajo de donde CORREO DEL SUR la estaba buscando, en el barrio Chayanta de la zona Lajastambo. “¡Aquí vivooo!”, grita. ¡Qué chala, es de Chayanta y vive en un barrio homónimo de su provincia natal! Nos trata con una naturalidad única, sencilla y segura. Abre una puerta de hojalata y nos invita a pasar.

Nacida en la comunidad Jatun Cancha Baja, municipio Ocurí de la provincia Chayanta, departamento de Potosí, esta joven morena es sensación, un ‘bombazo’ en el mundo de los videos cortos con sus trucos, bailes y desafíos. Sus contenidos versan sobre su cotidianeidad, tips para vestirse, cocina y, sobre todo, su cultura, la quechua nortepotosina.

Delgada y risueña, viste un buzo deportivo de dos piezas. Se hizo una trenza en su largo y negro/zarzamora pelo que, aun así, le llega casi hasta la cintura. Y no deja de reír mientras habla, y nos vamos familiarizando antes de la entrevista.

Su casa no tiene muros perimetrales, salvo el que sostiene la puerta de entrada. El patio de tierra solo ha cedido unos metros a una rústica construcción de dos plantas con cuartos y gradas improvisadas, de propiedad de sus abuelos paternos. Unas paredes apenas estucadas cercan ambientes básicos con pisos vaciados de cemento, conexiones precarias de energía eléctrica, catres de metal, puertas de venesta  y ventanas atiborradas de tierra y polvo.

“Anteriormente yo trabajaba, pero con esto de los videos ya no me da mucho tiempo y, aparte (están) las clases virtuales”. Son sus primeras palabras cuando entramos en materia. @albertinasacaca1 es una tiktokera apasionada y estudiante de segundo año de Educación Física en la Escuela Normal de Villa Serrano.

Hija de don Pablo (albañil) y doña Flora (ama de casa), es la tercera de siete hermanos. “He comenzado (en TikTok) como cualquier otra persona. No me imaginaba que iba a llegar a tanta gente: todavía no me la creo”, dice en medio de risas. Empezó con un Samsung Galaxy J5 y hoy tiene un J7; es su ventana al mundo y la abre y cierra con su toque particular cada día.

Toda la entrevista tiene como ingrediente su pícara sonrisa rozando las carcajadas. Salvo dos momentos, cuando las lágrimas tocan la frontera de sus párpados:

“¡Ay no!, voy a llorar. Soy muy sensible al hablar de mi familia”.

UN ÉXITO INSOSPECHADO

El viernes le faltaban 35 mil seguidores para llegar al millón; el sábado, menos de 25 mil. ¡Son cifras que muy pocos bolivianos de la generación tiktoker pudieron alcanzar!

No se disfraza de nada ni usa fondos de atractivos turísticos o lugares emblemáticos, tampoco los filtros que tiene habilitados TikTok. No la van a ver mostrando algo estrafalario ni karaokeando algún reguetón.

¿En qué radica su éxito? “Yo creo que es por mi forma de ser, por no ocultar nada, porque siempre trato de mostrarle al mundo mi cultura, la vivencia, cómo se vive aquí”, responde.

Agrega que “me gusta que la gente acepte así mi contenido; me encanta, es bonito”.

“Muchas veces hay personas de otros países que me dicen: ‘¿en serio la cultura de Bolivia es tan bonita? ¡Ay!, la comida’. No sé, muchas cosas, como que ‘yo no sabía que Bolivia existía’. Hay comentarios así”, se esmera en explicar.

Así como recibió a este diario en su casa, así mismo es en la plataforma de la firma china ByteDance. Así también es en Lajastambo, zona norte de la ciudad, una de las áreas periurbanas y empobrecidas de mayor expansión en la última década.

SU FAMILIA, LA VIDA...

No la tiene fácil, como muchos, peor en tiempos de crisis y covid-19, pero Albertina está segura de lo que hace, y cree que pronto el TikTok le dará frutos para generarse algunos ingresos.

Al hablar de la realidad de su familia dice que es “lucha constante, en especial por la pandemia, que nos ha tomado muy de sorpresa. (Pero) la verdad, nosotros somos muy luchadores, muy trabajadores”.

Y cuando se le pregunta lo que es la vida para ella, eleva un punto su voz y contesta con firmeza y con mensaje: “Yo creo que es una batalla. No se dejen, que nada los detenga”.

Si volvemos a la familia, se quiebra por la tristeza; confiesa que “mi familia es lo único que me mantiene así (alegre, emprendedora y segura). Por ellos yo lo hago todo, son los primeros en mi vida”.

Adora a sus padres. Al preguntarle en quechua lo que les diría desde el fondo de su corazón, se le suben otra vez los ánimos. “Los amo, por ellos yo voy a llegar muy lejos. Voy a cumplir muchas cosas y voy a llegar muy lejos”.

SU CULTURA

“Si en algún momento Dios me bendice de tener ‘money’, yo quisiera más que todo ayudar a mis papás”, complementa.

Albertina es una y todas las Claudinas que Adolfo Costa du Rels (La Misk’i simi –boca dulce), Carlos Medinaceli Quintana (La Ch’aska ñawi –ojos encendidos), Antonio Díaz Villamil (La niña de sus ojos) o Jaime Mendoza González (En las tierras del Potosí) retrataron en sus obras costumbristas, aunque no viste pollera. Pero ya se está afilando para volver a su pueblo este mes y bailar en una fiesta comunal, seguramente coqueta con su ajsu de tinku.

Y ama tanto su cultura y su quechua que canta en TikTok: “Waranqa watas pasachun, ama chinkachunchu; qhishwa parlayninchiq, ch’uwalla kapuchun (Aunque pasen cientos de años, que no se pierda en el olvido; que nuestro idioma quechua se mantenga limpio/puro)”. La música de otra nortepotosina, Luzmila Carpio.

“Tú no vas a llegar”, le dijeron. Creará su propia marca de ropa

“La gente me ha estado animando a que cree mi propia marca de ropa, es que yo he empezado (los tiktoks) con eso. Compraba ropa en la Americana y modificaba las prendas y mostraba. A lo que estoy queriendo incursionar es a la ropa, mucha gente me dice ‘qué bonito lo que usas, qué bonito te vistes’ y me dicen ‘crea tu marca de ropa, yo te voy a comprar sí o sí, me gusta tu estilo’…”.

Albertina Sacaca esperaba llegar al millón de seguidores en TikTok para dar un giro a sus rutinas, y ha decidido crear su propia marca de ropa para generar ingresos.

“Sí, vamos a empezar con una prenda, vamos a empezar con una prenda, porque no hay 'money' (se ríe), en la siguiente ya van a ser dos… en la tercera van a ser tres. Nunca tienes que limitarte, no, ¡nunca!”, dice muy segura de sus próximos pasos. Confeccionará ropa de vestir y tejerá con lana y palillos.

Ahora sonríe emocionada al recordar un reciente viaje a La Paz, donde aterrizó para una entrevista televisiva gracias a su ‘fama tiktokera’. Le pagaron pasajes, alimentación y estadía. “Me he venido como un ekeko, jajaja. Con muchos detalles. Muchas gracias a toda la gente de allá, son muy cariñosos”, manifiesta.

Y también tiene su hoja de ruta marcada para potenciar su llegada, su ‘pegada’, en otras redes sociales. En Facebook lleva más de 80 mil seguidores; lo mismo está en Instagram y en YouTube.

“Estoy empezando a hacer blogs más culturales, más de mi día a día, y a la gente le ha empezado a gustar. Lo que más a mí me ha animado es que me digan: ‘tú no vas a poder’. Al comenzar, me dijeron ‘hay chicas más bonitas que vos’”.


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