Al menos cuatro centros de trabajo de los denominados “guerreros digitales” en tiempos de Evo Morales fueron descritos por algunos exfuncionarios del Estado que trabajaron en esos espacios, los cuatro bunkers estaban distribuidos por la ciudad de La Paz y eran dependientes de tres ministerios; en el MAS afirman que en ese entonces los guerreros digitales eran patriotas y funcionarios voluntarios.
“Eran servidores públicos voluntarios, cuántos servidores públicos tendrá el Estado en los ministerios, cada servidor público ahí podía decir qué obras se estaban haciendo en Bolivia, en los departamentos, en los municipios; entonces no había un uso, un dinero exclusivo para pagar; aquellos hacían un trabajo voluntario como guerreros digitales”, declaró el diputado Renán Cabezas (MAS), al justificar este trabajo.
Tres de estos “servidores voluntarios” describieron los lugares de trabajo y relataron que había una oficina legal, amparada en un decreto y otras tres que hacían trabajo paralelo, aunque quedó claro que en las cuatro oficinas se trabajaba en función de los pedidos del Ejecutivo.
La oficina “legal” amparada en el decreto 2731 funcionaba en el piso 7 del edificio Herman, en pleno centro de la ciudad de La Paz, ahí era la Dirección Nacional de Redes Sociales y los directores de esta oficina en los tres años de existencia fueron como una decena, relató uno de los exfuncionarios. Dependía directamente del ministerio de la Presidencia.
Otro bunker funcionaba al final de la avenida Sánchez Lima, en el pasaje Villegas, a media cuadra de la ANH, cuyos funcionarios estaban a cargo de esa oficina. “La Casita” era el nombre con el que se conocía a este espacio y según los relatores, dependía del ministerio de la Presidencia, por el vínculo que había entre Juan Ramón Quintana y el director de la ANH, Gary Medrano, ambos de formación militar. También eran dependientes del Ministerio de la Presidencia
Otro de los centros estaba en el subsuelo del teleférico Celeste, de hecho, este bunker fue intervenido durante el gobierno de Jeanine Áñez y dos de sus responsables que seguían trabajando en el lugar fueron detenidos. Este centro estaba en predios del Ministerio de Obras Públicas, pero dependía del Ministerio de Gobierno y era el más sofisticado de los cuatro. Solo en una habitación estaban instaladas 25 computadoras marca Apple.
Según la versión de los exfuncionarios, el cuarto bunker estaba en el piso 21 de la Casa Grande del Pueblo, ahí trabajaba personal venezolano y cubano, quienes desaparecieron después de los conflictos de 2019 y los bolivianos que se hicieron presentes declararon que su trabajo era “publicidad en redes sociales”, que era el denominativo de su labor. Dependían del Ministerio de Comunicación.
Explicaron que las contrataciones no se hacían directamente, en todos los casos les asignaban el ítem de un determinado ministerio o entidad descentralizada, pero debían trabajar en uno de los cuatro bunkers. Se escogía personal que supiera del manejo de redes sociales, diseñadores gráficos o ingenieros de sistemas.
Para el diputado Cabezas todo este esquema era “voluntario” y estas personas solo se dedicaban a replicar los logros de gestión del Gobierno de Evo Morales.
“Eran para impulsar, para informar al pueblo boliviano, para decirles qué obras, qué proyectos qué programas estábamos haciendo en cada región, para contrarrestar las mentiras que utilizaba la oposición como hasta ahora”, justificó el diputado ‘evista’.