martes, 13 de junio de 2017

9 beneficios de hablar cara a cara y no por Whatsapp



Solemos decir que uno de los beneficios de las redes sociales es que nos permite conservar nuestras amistades. En un mundo donde el “es que no tengo tiempo” es una de las frases que más solemos decir cada día, encontrar una forma de interactuar con las personas que nos importan, sin tener que desplazarnos, o incluso, dedicando ese mismo tiempo a relacionarnos con más personas a la vez, desde luego, parece toda una ventaja.

Sin embargo, todo tiene sus pros y sus contras, y es que la facilidad de mantener el contacto vía redes sociales provoca que cada vez saquemos menos tiempo para vernos en persona. Porque no, no es lo mismo quedar para tomarse una cerveza con los amigos, que charlar un rato en un grupo de WhatsApp. Y no solo por las cervezas.

Por si acaso hacen falta más argumentos, recopilamos algunos de los beneficios de interactuar cara a cara y no a través del móvil:

Tenemos contacto físico:

Porque sí, hoy se puede hablar desde cualquier parte, pero verse también implica tocarse. Y no es una cuestión tan baladí como parece. La psicóloga Tamara de la Rosa (España) argumenta: “está comprobado que todos necesitamos contacto físico para sentirnos bien”. La explicación es más bien científica. Según la experta, “el contacto físico activa una serie de mecanismos fisiológicos, que contribuyen a nuestro bienestar emocional. Disminuye la producción de cortisol (hormona relacionada con el estrés), aumenta la producción de oxitocina (hormona relacionada con el afecto), aumenta los niveles de serotonina (produciendo un efecto relajante), disminuye la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, y fortalece el sistema inmune.”

Si no nos vale con la perspectiva científica, quizás haya que recordar la emocional, es que “hay veces que no necesitamos escuchar nada y que solo con un abrazo nos olvidamos (momentáneamente) de todo”.

Conseguimos desvelar más información “no verbal”:

“La conducta no verbal resulta fundamental para conseguir una comunicación plena, porque la mayor parte de la información emocional no se transmite de forma consciente a través de las palabras, sino de manera inconsciente a través de lenguaje no verbal”, así lo relata el experto en comunicación, César Toledo, director de Análisis no Verbal. Lo ejemplifica explicando que si bien a través de un mensaje de texto esa persona nos puede decir que está bien, en persona “su tono de voz y la expresión de su cara, pueden afirmar lo contrario”, algo que solo podremos descifrar si estamos cara a cara.

Prestamos más atención al otro:

Hablar por redes permite hablar con varias personas a la vez, e incluso hacerlo mientras se trabaja o se pone la colada. Eso está bien a veces, pero está claro que si estamos en modo “multifunción” no estamos prestando la misma atención a la otra persona. Ni esa persona a nosotros, lo que puede pasar factura cuando intentamos hablar de algo que nos parece importante.

“Al estar frente a otra persona nos centramos más en la conversación que estamos manteniendo, evitamos distracciones y mejoramos la escucha activa”, recuerda de la Rosa.

Perdemos el factor de la “primera impresión”:

Ver a la otra persona, aunque no nos hable, ya nos está dando una información extra. Para empezar de su apariencia, ya que esa primera impresión nada más vernos nos puede aportar algunas ideas. “La apariencia continúa siendo uno de los canales más influyentes de la comunicación, a pesar de los avances sociales y del esfuerzo normativo en la lucha por la igualdad.

El aspecto de una persona nos habla de su edad, sexo, origen, cultura, profesión o condición social y económica, entre otros muchos datos”, aporta César Toledo. Es un dato a tener en cuenta, por ejemplo, a la hora de no esperar mucho a quedar con alguien que hemos conocido en una app de citas, ya que, como cita Toledo, “por más que intentemos sustraernos de los estereotipos, la apariencia sigue siendo la principal fuente de información, a la hora de formarnos una primera impresión de alguien”.

Se evitan conflictos innecesarios:

Ciertas conversaciones requieren tener a la otra persona delante, ya que la comunicación solo textual pierde matices, que a veces puede llevar a malas interpretaciones. En este sentido, César Toledo añade que dejar los temas importantes para hablarlos en persona, puede ayudar a evitar “muchos conflictos cotidianos, que tienen su origen, precisamente, en una comunicación deficiente”. Sobre esta misma idea, Tamara de la Rosa insiste en que “la comunicación no verbal va más allá de las palabras, por ese motivo es la que transmite en mayor medida los verdaderos sentimientos o estado interior personal. Una mirada, un gesto, una sonrisa, un guiño, una lágrima, etc., en general, el lenguaje no verbal nos ayuda a empatizar con mayor facilidad con la otra persona”.

Creamos momentos y salimos de nuestra rutina:

Verse con los amigos no solo incluye gozar de su conversación, sino dedicar un tiempo a la vida social, salir de la rutina, hacer una actividad diferente, en un lugar que nos guste, con música que anime la conversación, etc. En definitiva, verse y no chatearse, ayuda a “tener momentos”. En ese sentido, la psicóloga apunta: “el entorno ayuda a crear momentos con personas importantes para nosotros, y buscar un entorno agradable para ello puede servirnos para oxigenarnos de la rutina, o como una dosis de respiro mental”.

Fortalecemos nuestros vínculos:

“Se ha demostrado que el contacto persona a persona crea lazos que ayudan a entablar vínculos afectivos y de seguridad entre los individuos, tanto a nivel personal como laboral”, recoge Tamara de la Rosa, que resume que la clave es que “se empatiza más con otra persona cuando la vemos y la tenemos en frente”. Es por tanto que el tener una charla de tú a tú no solo funciona mejor con los amigos, sino también en las entrevistas o reuniones de trabajo, ya que cara a cara siempre será más fácil ponerse de acuerdo.

Mejoramos nuestra capacidad de persuasión:

“Algunos estudios evidencian que las personas más influyentes y persuasivas tienen una gran consciencia del lenguaje corporal propio y ajeno, al margen del campo profesional en el que hayan triunfado”, aporta César Toledo. De esta forma, se entiende que a la hora de querer convencer con nuestros argumentos, no solo vale con escribirlos de forma clara y directa, sino que en persona contamos con herramientas añadidas como el lenguaje corporal, que serán factores claves para hacernos entender, o para conseguir convencer a la otra persona, ya que tal y como afirma Toledo, “se trata de una condición fundamental para el éxito”.

Fomentamos nuestras habilidades comunicativas:

Según Tamara de la Rosa, “muchas personas, sobre todo jóvenes, olvidan la conversación de tú a tú. Se acostumbran a hablar escondidos tras un aparato, sintiéndose seguros, protegidos y expresando con mayor facilidad su forma de ser y pensar”. Todo eso supone que “estos jóvenes suelen presentar, a medida que pasan los años, déficit en habilidades sociales y problemas de comunicación”. No solo de cara a expresarse en público, lo que puede influir en el entorno laboral, sino también a un nivel afectivo e incluso de pareja, por lo que fomentar el contacto directo, ayuda sin duda al crecimiento personal.

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