martes, 25 de junio de 2013

Instagram a la caza de Vine



De 6 a 15 segundos. A priori esa es la gran diferencia entre la interpretación de las minitomas en vídeo de Twitter, con la aplicación Vine, y de Facebook, con los últimos cambios en Instagram. Pero las diferencias entre estos dos colosos de las redes sociales son algo más profundo. Para empezar porque una es específica para hacer vídeos (Vine), y la otra, Instagram, nació para el retoque de fotos.

“Cuando pensamos en Instagram, pensamos en compartir el momento. Nuestro objetivo es captar todos los momentos del mundo”, expuso Kevin Systrom, el inventor de la aplicación, para anunciar la novedad.

A Mauro Fuentes, responsable de redes sociales de Ogilvy España, le parece un paso natural de Facebook para enfrentarse a Twitter: “Ya hay voces en contra de unificar fotos y vídeo en un mismo expositor, pero seguro que Instagram buscará la solución para contentar a todos. El éxito inicial del número de vídeos subidos indica que sí tenía sentido”.

Phil González, creador de la mayor comunidad de instagrammers, es consciente del riesgo: “Casi todos los aficionados han puesto el grito en el cielo, tienen miedo a que se desvirtúe lo genuino de la aplicación, pero creo que se acostumbrarán”.

Ambos consideran que este cambio será clave para acercarse a un público más joven, precisamente el que más se distancia de Facebook. Fuentes destaca que apuestan por la comodidad de mostrar más contenido en un soporte que ya tenía buena acogida. González, insiste en que es una versión por afinar, pero con intención de ir un paso más allá: “Va a abrir aún más el abanico de sus usuarios. Muchos no están atraídos por la foto, pero sí quizás por publicar videos. Permitirá relatar eventos de forma más dinámica. Pronto lo comprobaremos en conciertos, partidos de fútbol o manifestaciones...”.

Tanto Vine como Instagram pertenecen a dos grandes de las redes sociales, pero funcionan como servicios independientes que replican el contenido en las hermanas mayores si así se desea. Vine es más directo, solo seis segundos y en un bucle infinito. La sensación que deja, en muchas ocasiones, es cómica. Anunciantes y cineastas lo han adoptado como el mejor soporte para colar publicidad sin que lo parezca o lanzar minitráilers de sus próximos estrenos.

Instagram permite elegir entre foto, su esencia, o vídeos. La gran ventaja es que perdona los errores. Se puede descartar un tramo que no encaje y volver a intentarlo sin tener que empezar de cero. Los filtros , su gran valor, son distintos a los que ofrecen en el caso de las imágenes estáticas: Sinson, Vesper, Clarendon, Maven, Gingham, Ginza, Skyline, Dogpatch, Brooklyn, Moon, Helena, Ashby y Charmes. Una oferta más generosa que sus competidores. 8mm, utilizada por Malik Bendjelloul para poder terminar su documental Searching for Sugarman, hace algo similar, pero solo con el ambiente propio del celuloide.

Entre los aciertos de Systrom está la inclusión de un práctico estabilizador de imágenes para paliar los movimientos de muñeca. Es obvio que muy pocos van por la vida con un trípode para el teléfono en el bolsillo. Instagram está pensando para hacer un contenido cuidado, de ahí que incluya la posibilidad de editar, borrar y descartar tomas. Incluso decidir qué fotograma será la portada. Instagram muestra los resultados en un mapa. Vine, no.

La acogida inicial de Instagram ha sido masiva. Se alzó al sexto puesto de lo más descargado al día siguiente en la AppStore. Sin embargo, los problemas de subida, a pesar de una actualización posterior, siguen siendo su mayor defecto. Una vez pasado el efecto novedad se mantiene en el puesto 12 en Google Play, escaparate de Android.


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