Lo primero que llama la atención es que esta aplicación gratuita ya es utilizada por 81 millones de personas. Lo segundo es que pese al llamativo número que la respalda, es prácticamente una desconocida. Y de postre, que está disponible para celulares y tabletas con Android, BlackBerry, iOS y Windows Phone 8, más computadoras con Windows y Mac. La aplicación sumó unos días atrás una nueva versión en español.
La explicación a este fenómeno es sencilla. El éxito de Line tiene su origen en el continente asiático. El mérito de esta red, en la que se combinan juegos y mensajería, es que en 40 días sumó 11 millones de usuarios (tenía 70 millones cuando en octubre de 2012 sacó un pie de Japón y lo puso en occidente).
Otra de las claves de esta aplanadora nipona es que el grueso de sus servicios están orientados a los adolescentes. Algunos de gran calidad como la posibilidad de realizar llamadas gratuitas sobre IP (al estilo Skype) o compartir videos, fotos y localización geográfica en pocos pasos . Y otros superficiales como los emoticones Emoji, esas caritas que se agregan al teclado virtual del celular y los stickers animados, que recuerdan la etapa de oro del Messenger.
Como un gran pulpo al que se le pueden ir sumando extensiones, hay algunas aplicaciones extras que se pueden bajar en forma independiente. Es el caso de la cámara de fotos, diferentes juegos para enfrentar a los amigos en la lista de contactos y una aplicación para enviar tarjetas personalizadas.
A diferencia de WhatsApp que sólo es gratuita en todas las plataformas sólo el primer año (se compra por un dólar luego), Line no tiene pretensiones de cobrar nada. Además, dispone una página de perfil para cada usuario, que no es otra cosa que un red social hecha y derecha.
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